El proyecto ejecutivo de la reforma de la Rambla estará listo este diciembre. Lo confirman el Ayuntamiento de Barcelona y la exregidora de Ciutat Vella y arquitecta, Itziar González, la cara visible del equipo Km 0 que redactó la propuesta de remodelación. Otro cantar es cuando se iniciarán las obras, que las últimas previsiones municipales situaban en 2021, pero que la crisis sanitaria del coronavirus podría retrasar de nuevo. El proyecto básico se entregó en 2018, hace más de dos años.

Fuentes municipales explican que el gobierno municipal prevé iniciar la tramitación de la aprobación del proyecto ejecutivo antes de que acabe el año, pero no se mojan cuándo comenzarán las obras. "La ejecución y concreción de las obras se irán sacando adelante teniendo en cuenta el contexto económico y social derivado de la pandemia". Dicho de otra manera, nada hace presagiar que los trabajos se vayan a iniciar en 2021. Fuentes cercanas al proyecto subrayan que tras la aprobación del proyecto ejecutivo, este deberá pasar a información pública y, posteriormente, licitar y adjudicar las obras. El calendario más optimista sitúa ahora el inicio para 2022.

AMICS DE LA RAMBLA PIDE INICIAR LA REFORMA CUANTO ANTES

El presidente de la asociación de Amics de la Rambla, Fermín Villar, es partidario de que la reforma se inicie cuanto antes y sostiene que el actual contexto de crisis, con una Rambla casi vacía y sin turistas, puede ser un buen momento para arrancar los trabajos, mucho más que hacerlo cuando haya pasado la pandemia y el paseo y los bares y los restaurantes vuelvan a estar llenos. En esta línea, Amics de la Rambla ha presentado este viernes un informe en el que denuncia "graves déficits de mantenimiento" en la Rambla, algunos de los cuales son de años.  

Villar teme que la reforma se retrasará. De hecho, el inicio de los trabajos depende los presupuestos para 2021 que ahora se empezarán a negociar entre los grupos municipales y de los que este viernes el Ayuntamiento ha hecho una primera propuesta. Las fuentes municipales consultadas no han concretado si habrá dinero o si la reforma quedará aplazada para otro año. Este 2020 había prevista una inversión de 400.000 euros que ya no se ha llevado a cabo.

Una terraza de la Rambla cerrada, este año / VM



TRES GRANDES PLAZAS Y UN PASEO SIN COCHES

El proyecto de remodelación de la Rambla, con un presupuesto de unos 40 millones de euros, prevé cinco fases de obras, de mar a montaña. Los trabajos incluyen construir tres grandes plazas a la altura del Teatre Principal, el Pla de l'Os y el Palau Moja. Una vez terminada la reforma se cerrará el tráfico a los coches privados. Solo podrán pasar los vecinos, los vehículos de servicios, el transporte público y las bicicletas. El paseo ganará, en algunos puntos, hasta 1,5 metros de ancho. El único carril de circulación tendrá una amplitud de 3,5 metros. 

La reforma de la Rambla pondrá sobre la mesa también los temas más espinosos: la transformación de los quioscos, la desaparición de las antiguas pajarerías y la ubicación de las terrazas, tanto durante los trabajos como una vez hecha reforma. Los tres colectivos piden rehacer el plan especial de ordenación, que fue aprobado en mayo de 2016 por el pleno municipal y que marca las lineas maestras del futuro de la artería.

Las pajarerías están fuera de normativa y tienen que desaparecer, los quioscos verán reducido su tamaño y podrían tener que reubicarse y las terrazas no quieren perder mesas -381 en total, antes de la pandemia-. Villar dice que desde el Pla de l'Ós hasta plaza de Catalunya está previsto que no haya terrazas en la parte central. "Se intentará salvar las del Núria, Baviera y Moka de la acera lateral". Metrópoli Abierta ha intentado sin éxito contar con el punto de vista de Gremi de Restauració para la elaboración de este artículo.

HABLA LA ARQUITECTA DEL PROYECTO

Según la arquitecta Itziar González, cuando estos grupos -algunos restauradores, quiosqueros y pajarerías- se quejan "no intentan cambiar nuestro proyecto sino que están intentando que se reabra y se modifique el plan especial de ordenación que se elaboró en 2014 [con Xavier Trias de alcalde] y se aprobó en 2016. Nosotros no tenemos nada que hacer. Cuando gané el proyecto, pedí intervenir en estos aspectos pero no me dejaron. Cuando hemos hecho dibujos moviendo cosas o no lo hemos hecho a partir de las directrices que el distrito nos daba de la aplicación del plan de ordenación. Nosotros no quitamos ni ponemos terrazas, ni cambiamos los quioscos", aclara la exregidora de Ciutat Vella en conversación con este medio. González sí que dice que conservaría tal como están los quioscos porque son elementos históricos.

El presidente de Amics de la Rambla recuerda que los quioscos tienen licencia hasta 2030, pero que la intención del Ayuntamiento es reducir su tamaño. "Hay que decidir si se hace durante la reforma o se espera 10 años más", precisa Villar. Hace unos días, el presidente de la Asociación de Vendedores de Prensa de La Rambla, Juan Jiménez, pedía en Metrópoli Abierta que la reforma del popular paseo no les margine ni discrimine. “Estamos dispuestos a reducir las medidas de los quioscos. Aceptamos que sean de ocho metros de largo por tres de ancho, pero no de cuatro por dos. Y queremos que los quioscos sigan donde están. No cederemos”, enfatiza Jiménez. En La Rambla, hay 11 puestos de venta de prensa.

RECUPERACIÓN DEL TEATRE PRINCIPAL

Mientras el proyecto ejecutivo de la Rambla se ultima, en la parte baja de la Rambla, el empresario hotelero José María Trenor, de la cadena Praktik, encabeza un grupo inversor para transformar el Teatre Principal, el espacio escénico más antiguo de Barcelona. Trenor ha firmado un acuerdo de cesión con la empresa Balañá, dueña del edificio, por 50 años. El objetivo del grupo empresarial es convertir el Principal en un equipamiento con programación todo el año y en un punto de encuentro de empresas para potenciar la parte sur de la Rambla. En declaraciones a La Vanguardia el pasado mes de octubre, Trenor abogó por la colaboración público-privada para ejecutar la reforma del paseo si el Ayuntamiento no podía acometer la inversión por la crisis.

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