La caída de ingresos abre una crisis en el gimnasio social Sant Pau
La directora dice que perderán un 75% de las aportaciones municipales y que tendrán que echar personal y cerrar un día
11 enero, 2022 00:00Noticias relacionadas
El gimnasio social Sant Pau atraviesa una grave crisis económica. Según ha explicado a Metrópoli su directora y socia cooperativista, Lara Cáceres, el equipamiento verá reducidos los ingresos en un 75% por la finalización del contrato de emergencia con el Ayuntamiento. El espacio prepara despidos y se verá obligado a cerrar un día para reducir gastos.
Desde el inicio de la pandemia hasta finales de 2021, el Ayuntamiento de Barcelona ha destinado algo más de un millón de euros a garantizar que el gimnasio pueda funcionar como un lugar en el que personas sin recursos se duchen, cojan ropa y reciban comida fría para llevar. La cifra aportada por el municipio se desglosa así: 381.000 euros en 2020 y 625.000 euros en 2021, explican fuentes municipales. Según Cáceres, este contrato de emergencia acabó el 31 de diciembre y no se puede renovar. Ahora se formalizará un convenio que rebajará las aportaciones hasta los 200.000 euros, un 75% menos.
UN DÍA MENOS DE SERVICIO Y DESPIDOS
"Ahora ofrecemos servicios de ducha, comida y ropa de lunes a sábado. A partir del día 24 se hará solo de lunes a viernes", detalla la directora. Actualmente, el gimnasio tiene 11 trabajadores y los recortes obligarán a despedir a dos o tres personas. "Nos quedaremos ocho o nueve, para cumplir las 40 horas semanales". A diario, el gimnasio ofrece unas 200 duchas y otros 180 servicios. El servicio de duchas funciona de 08.30 a 14.00 horas.
El pasado verano, las peticiones de ducha se dispararon. "Hubo tres días que hicimos 440. No teníamos toallas suficientes y las tuvimos que partir por la mitad", subraya Cáceres. El Ayuntamiento quería que la gente se viniera a duchar cada dos o tres días. Las personas que acuden al centro son sintecho pero también ciudadanos que malviven en infraviviendas y carecen de algún servicio básico, como el agua, o no lo pueden pagar. El Sant Pau no pide datos personales para que las personas hagan uso de las instalaciones. Solo un nombre -"que muchas veces es un apodo"- para organizar los servicios y que no haya horas con mucha demanda y otras con poca.
Sobre las ayudas que recibirá el centro en 2022, el Ayuntamiento dice que "superado el momento de la emergencia inicial, esta colaboración se adaptará durante el año 2022 al volumen de actividad que seguirá realizando el gimnasio. Como ocurre siempre, cualquier subvención irá acompañada del correspondiente control para garantizar la correcta justificación en el uso del dinero público. Esta subvención, en cualquier caso, será similar a la que reciben otras entidades que desarrollan proyectos singulares en la ciudad", apuntan desde el consistorio sin concretar cifras.
36 VIVIENDAS SOCIALES Y UN NUEVO GIMNASIO
Tradicionalmente, el Sant Pau ha sido un gimnasio que ha funcionado como un espacio de integración social. Pero desde el inicio de la crisis sanitaria no puede ofrecer este servicio y ha perdido los ingresos que obtenía por este lado. Ahora no se puede usar como tal, y hasta que no se inicien las obras de construcción del nuevo gimnasio y de las 36 viviendas sociales que se harán encima y el Ayuntamiento busque a los responsables un local provisional, la práctica deportiva no se podrá recuperar. Las obras, según el consistorio, podrían empezar el primer trimestre de 2023: una vez cumplidos todos los procedimientos administrativos pertinentes (unificación de las fincas, otorgamiento del derecho de superficie, proyecto de obras, licencia…), y estar acabadas a finales de 2025.
El Ayuntamiento asegura que está colaborando en la búsqueda de un espacio en el que gimnasio pueda funcionar mientras se ejecuten los trabajos. "De momento, no sabemos nada", dice Cáceres. La directora añade que tampoco pueden recibir ayudas del ámbito deportivo, ni públicas ni privadas porque ahora no desarrollan ninguna actividad. "A nosotros no nos han dado ningún calendario de obras. Si lo tuviéramos, sería más fácil planificar". Cáceres asegura que cada semana reciben peticiones para hacer deporte. "Hay una necesidad".
El gimnasio Sant Pau es de titularidad municipal tras una rocambolesca operación. Cuando era propiedad de un privado, el equipamiento estuvo a punto de ser desahuciado en distintas ocasiones, aunque nunca se llegó a ejecutar. Finalmente, el pasado julio el Ayuntamiento pactó con el empresario Jaume Roures la compra de la finca por 14 millones para evitar que se construyeran pisos de libre mercado. La adquisición la hizo efectiva la sociedad Coyoacan Invest S.L.U, vinculada al empresario audiovisual. El Ayuntamiento solo podía ofrecer 9,7 miillones al ser ese el valor de tasación. Ahora, el consistorio adquiere la finca a Coyoacan por 9,2 millones más IVA, esto es 11,1 millones totales, según figura en la comisión de gobierno del 30 de diciembre de 2021 [ver aquí, punto 35].
CESIÓN DE USO DEL GIMNASIO
A cambio, el Ayuntamiento cede el derecho de superficie a Mediaurban, también de Roures, durante 55 años. Esta empresa se encargará de la construcción de los pisos sociales -que gestionará la Fundació Hàbitat 3- y el gimnasio. Las viviendas se destinarán a alquiler social. Una vez hayan pasado los 55 años, tanto la finca, los pisos como el gimnasio pasarán a manos del Ayuntamiento. Durante este más de medio siglo, el gimnasio estará gestionado por los cooperativistas, explica Cáceres, a través de una cesión de uso. La intención es que el equipamiento deportivo tenga una planta subterránea -zona de aguas-, una planta a pie de calle que contará con un ring. "Queremos que el gimnasio se especialice en boxeo y kickboxing". Y una segunda planta con una zona de máquinas y otra de polivalente.
El pasado noviembre, un grupo de trabajadores del gimnasio reprochó a la dirección del centro el despido de una empleada por "injusto y represivo" y criticó irregularidades en la gestión del espacio por parte de la nueva directiva que entró en junio, recogió Europa Press. Fuentes de la dirección precisaron entonces que esta persona fue echada por una presunta agresión a una compañera.