Los vecinos de El Raval de Barcelona están hartos y atemorizados. Una oleada de crímenes condiciona cada vez más la vida de los residentes del céntrico barrio barcelonés y, en el centro del problema, un baño público.
Fuentes vecinales han explicado a Metrópoli que el baño, localizado en el parque de los jardines de Sant Pau del Camp, ha sido el epicentro de los últimos problemas de la zona. Aseguran que, hace escasos meses, una mujer fue violada en ese mismo baño en plena tarde. Además, la instalación se usa como lugar habitual de consumo de drogas por una comunidad que se ha creado alrededor los ejes de consumo de narcóticos y la delincuencia.
Explican que es un grupo formado por personas, todas de origen migrante, de distintas edades. A lo largo del último mes se han producido casi una decena de apuñalamientos que se han propinado entre ellos mismos.
ANSIOLÍTICOS, DROGAS Y ALCOHOL
Destacan también la gran cantidad de "consumo de medicamentos ansiolíticos" como Lyrica, que "se mezclan con alcohol, crack, pastillas, heroína o pegamento". Y es que a lo largo del parque, los vecinos han recogido varios blísters de estos medicamentos, así como jeringuillas, botellas de alcohol, latas de cerveza y otros restos de drogas.
El parque, situado a escasos metros de la popular Sala Apolo de Barcelona y al lado de un colegio, marca el límite del barrio. Este equipamiento municipal lleva años arrastrando problemas por ser uno de los puntos calientes de botellones de la zona. Ahora, el lugar también se ha convertido en un hotspot de robos y hurtos.
De nuevo, los vecinos se han erigido como la primera línea de defensa, pues se han adjudicado la responsabilidad de avisar a turistas y transeúntes de cuando detectan a ladrones al acecho, algo que les ha costado amenazas a los habitantes de la zona.
PENSIÓN COMPLETA
Los vecinos alertan también de que se trata de una comunidad fija. Si bien las personas van cambiando, siempre hay un determinado número de individuos que, a pesar de tratarse de un parque cerrado, pasan allí las noches. Durante el día, o cuando se van del parque, esconden las sustancias psicoactivas que se consumen en la arena o en las arquetas del parque.
Denuncian también que la zona parece una "pensión completa", pues el baño actúa como zona para drogarse, para orinar o defecar y, además, al lado hay una fuente que muchos de ellos utilizan como ducha. En varias ocasiones ha habido, relatan, altercados con los vecinos que sacan a pasear a los perros debido a que los restos de jabón son tóxicos para los canes. A ello hay que sumarle los restos de basura que originan que son potencialmente peligrosos.
Un habitante de la zona vio a su perro recoger un puñal improvisado a base de cristal y telas.
SEGURIDAD POLICIAL INSUFICIENTE
Los vecinos llevan meses manteniendo conversaciones con la policía, recomendándoles zonas en las que buscar drogas, llamando para alertar sobre altercados y, sobre todo, pidiendo que se lleven a cabo redadas.
Explican, pero, que aunque puntualmente Mossos y Guardia Urbana se dejan ver en el parque, entre redada y redada los asiduos vuelven a concentrarse en los lugares habituales.
Por el momento, la única esperanza que tienen los habitantes del Raval es que prospere la recogida de firmas para retirar el baño y que eso sirva como punto de partida para que todos aquellos que acuden religiosamente a su cita nocturna con el parque, poco a poco, comiencen a diseminarse.