Un día después de que el Ayuntamiento de Barcelona escenificara su distanciamiento con Airbnb por el conflicto de los pisos turísticos ilegales, la plataforma de alquiler de viviendas particulares ha aprovechado la presentación de su informe anual para sacar pecho. Según las cifras de la compañía, el impacto económico de su actividad superó los 1.000 millones de euros en 2016, lo que supone un incremento del 65% respecto al año anterior.
Si el lunes Airbnb se desmarcó de la reunión del consistorio con plataformas de alquiler vacacional porque son "proveedores de alojamiento profesional", esta mañana ha optado por escenificar las bondades de su modelo de negocio. “Esta actividad económica es una buena noticia para Barcelona. Muestra cómo Airbnb apoya a la clase media y cómo la actividad económica resultante del gasto de los viajeros ayuda a mejorar la economía y a las comunidades locales”, ha declarado el director general de Airbnb Marketing Services España, Arnaldo Muñoz.
MÁS VISITANTES, MÁS GASTO
En 2016 alrededor de 1,3 millones de personas utilizaron Airbnb para alojarse en Barcelona, un 40% más que el año anterior. Según la plataforma, los 16.100 anfitriones locales ingresaron 167 millones de euros por el alojamiento, lo que significa que cada uno recibió 10.372 euros de media. Por su parte, los turistas gastaron 860 millones de euros, de los cuales casi el 40% se quedó en los barrios de residencia del huésped (alimentación, cultura, compras).
En cuanto al perfil de la persona que pone un anuncio en la plataforma, el anfitrión típico de Airbnb tiene 38 años, ha vivido en Barcelona un promedio de 23 años y se embolsa 5.300 euros anuales por alquilar su vivienda un promedio de 66 noches al año. Precisamente se agarran a esta última cifra para intentar marcar distancias con el discurso vecinal y político que le acusa de contribuir a la especulación y al fomento de una falsa economía colaborativa.
Para Airbnb, el hecho de que el 67% de los anfitriones alquile su residencia principal y que el 60% de las viviendas anunciadas se alquile por menos de 90 días al año “sugiere que la gran mayoría de anfitriones está compartiendo su residencia principal para ganar un dinero extra o como complemento a sus ingresos regulares”.