Apenas pocos minutos después de que el presidente del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, hubiese pospuesto el pleno de investidura de Carles Puigdemont, el presidente de la Cambra de Comerç, Miquel Valls, ha vuelto a culpar a los políticos de frenar el crecimiento económico catalán y ha alertado del riesgo de enquistamiento de la crisis, que sigue sin ser resuelta.
“La política está frenando el crecimiento de la economía de Catalunya, es una realidad clara y meridiana”, ha dicho textualmente Valls, sin poder evitar que sus palabras destilasen una dura crítica a la actuación de los políticos catalanes en estos momentos. “Este es un tema político y, como tal, requiere una solución política”.
La Cambra de Comerç de Barcelona ha mejorado sus previsiones de crecimiento de la economía catalana para 2018, situándolo en un 2,7% -la misma tasa que se prevé para la economía española-, después de que en octubre del año pasado rebajara esta previsión desde esta misma cifra a un 2,5% a causa de la crisis política.
“Como dije recientemente, Catalunya necesita estabilidad, estabilidad y estabilidad. Requiere de un Govern que gobierne, de un President que presida y de un Parlament que legisle”, ha añadido Valls. “Hay que solucionar este problema de una vez. Así como los empresarios tenemos nuestras responsabilidades, los políticos también tienen las suyas. Esperamos que ellos cumplan con sus obligaciones, que son las de gobernar, que nosotros ya lo hacemos con las nuestras, que es crear riqueza”.
Valls, que ha estado acompañado por Joan Ramon Rovira, jefe de estudios económicos de la Cambra, ha advertido también de la necesidad de encontrar vías de solución rápidas al conflicto político, que ha calificado de “profundo”, y ha añadido que “si la incertidumbre política se agrava, las perspectivas económicas a medio y largo plazo habrán de ser revisadas a la baja”.
EL TURISMO, LO MÁS PERJUDICADO
Valls y Rovira han presentado, en la propia sede de la corporación, un informe oficial titulado ‘Estudio sobre el impacto del contexto político en la evolución y perspectivas de la economía catalana’, tradicional balance económico de la Cambra que, en esta ocasión, ha tenido a la política como principal protagonista.
En resumidas cuentas, el informe señala que ese impacto político en la economía de Cataluña ha sido negativo, ya que estima que si el PIB catalán ha aumentado un 3,2 % interanual en 2017, prevé un crecimiento del 2,7 % en 2018, cifras revisadas al alza dos décimas respecto a las previsiones hechas en octubre, bajo el supuesto de un gobierno de la Generalitat estable para los próximos cuatro años.
El estudio valora el impacto del contexto político sobre la evolución y las perspectivas de la economía catalana con datos oficiales hasta enero, si bien el informe no recoge el impacto asociado con el traslado de sedes sociales y fiscales fuera de la comunidad catalana.
“La realidad es que la incertidumbre política se desplaza, pero nunca desaparece”, ha dicho Valls, en lo que ha parecido un guiño al hecho de que Puigdemont esté ‘desplazado’ a Bruselas.
El estudio apunta que el contexto político ha sido “limitado y desigual por sectores”, siendo el turismo el más ha afectado -en especial el extranjero-, y, en menor medida, el comercio y la construcción. Por contra, destaca el buen comportamiento de la industria -gracias al dinamismo de las exportaciones-, que es el que ha equilibrado favorablemente los números.
“En Catalunya no estamos aprovechando el buen momento de la economía mundial (EEUU, China y la propia Europa están creciendo), ahora que hay viento de cola”, ha concluido Valls. “Si acabamos de una vez con esta incertidumbre política, 2018 puede ser un año excepcional para la pujante economía catalana, que sigue siendo el primer motor industrial de España”.