El cambio climático es una realidad y el futuro estará marcado por el agua. Por si la hay o no la hay. Un ejemplo palmario a día de hoy, sencillamente increíble: Ciudad del Cabo (Cape Town) acaba de anunciar que cierra sus grifos. O sea que una urbe de 4 millones de habitantes, quizás la más avanzada de Sudáfrica, la segunda ciudad más visitada de todo el continente africano (1,6 millones de turistas anuales) se queda sin agua por culpa de la sequía y de una mala gestión. ¿Se imaginan algo así en Barcelona?
Como para curarse en salud, el máximo responsable ejecutivo de la empresa más importante en el suministro de agua a la ciudad, ha vuelto a lanzar este martes una advertencia al Ayuntamiento de Barcelona: “Saltarse la legalidad tiene consecuencias”. Tras conferenciar en la escuela de negocios ESADE, Ángel Simón, presidente ejecutivo de Aigües de Barcelona (Agbar), ha vuelto a confiar en que el consistorio “cumplirá con los compromisos" que tiene con su empresa, en referencia a la concesión que ésta tiene para prestar el suministro de agua en la ciudad y a la polémica que se viene suscitando desde que Ada Colau y los Comuns anunciasen su intención de 'remunicipalizar' el agua de la ciudad de la que ahora es alcaldesa.
“Nosotros no entraremos en cuestiones políticas, pero sí que lo haremos en aquellas que son de legalidad”, ha añadido Simón, remarcado que la competencia del agua es del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y no de los municipios que la integran. “La legalidad existe, la legalidad no se puede saltar y cualquiera que se la salte tiene unas consecuencias muy claras”.
Según Simón, la capacidad de gestión de Agbar frente a la “escasa” que tenía el consistorio barcelonés (de ahí que cediera completamente la gestión del agua a su empresa en 1989, ha recalcado) ha sido la que le ha permitido consolidarse en la capital catalana y expandirse a otros países por ofrecer un mejor servicio que los otros operadores. El también vicepresidente ejecutivo del Grupo Suez, que recientemente recibió 'La Clau de Barcelona' en reconocimiento a su labor en el campo empresarial, ha dejado claro que con el agua no se juega y que se necesita una gobernanza en la cual puedan trabajar todos los operadores -algo que en estos momentos no sucede- y que no valora que su empresa, con 150 años de historia, ha demostrado tiene capacidad para “gestionar bien el agua en un área como la de Barcelona”.
INVERSIÓN EN CLAVE DE FUTURO
Al margen del tema que podríamos calificar de político-legal, Simón ha revelado que Agbar invertirá 50 millones en dos años para desarrollar un servicio de “asesoría a la industria agroalimentaria”, un mercado “en el que empezamos ahora, que la empresa desarrollará en los próximos años y que está básicamente en España”. Es decir, que la gran operadora del agua en Barcelona ha decidido dar un paso adelante, emprender y, aprovechando estos tiempos de 'smart cities', apostar por un futuro más inteligente basado en el tratamiento del agua, los residuos, la sostenibilidad y la alimentación.
Tras esta primera inversión de 50 millones para desarrollar el servicio, Simón ha añadido que Agbar está interesada en comprar alguna empresa de este sector, con el objetivo de tener equilibrados sus ingresos en ciudad, industria y agricultura en la próxima década. El servicio que pretende dar Agbar funcionará como un 'paquete completo' de asesoría global al agricultor y a la industria agroalimentaria. Y ello porque, siempre según Simón, “se necesita, de manera muy clara, un incremento de la productividad en la agricultura”.
Simón ha explicado que, actualmente, Aigües de Barcelona tiene su actividad repartida en un 70 % en la ciudad, un 20 % en la industria y un 10 % en la agricultura, y que, a diez años vista, quiere tener la cartera de ingresos equilibrada en estos tres sectores, teniendo en cuenta ese futuro marcado por la industria agroalimentaria.
Antes de sus clarificadoras declaraciones ante los medios sobre el tema políico, legal y económico, Simón ha protagonizado una muy interesante conferencia sobre ese futuro de la Humanidad en el que el agua será, más que un elemento básico, crucial. Un discurso sobre una distopía -imaginable, que no irreal- de la que ha hablado alguien que sabe mucho de agua, y cuyo título marcaba ese camino hacia un futuro acuático: 'De la smart city a la smart agriculture: impulsando el desarrollo sostenible en la era digital'.
Con lo negativo que está ocurriendo en Ciudad del Cabo, y teniendo a Barcelona como referencia mundial en positivo, baste decir que la conferencia de Simón, precedida de un ilustrativo vídeo, ha sido más que esclarecedora al respecto.