Barcelona es una ciudad de moda a nivel mundial, especialmente entre los jóvenes, que la ven como el lugar perfecto para vivir una aventura de sol, playa, fiesta y diversión. Algunos no tienen suficiente con un fin de semana o unas vacaciones y apuestan por trasladarse a vivir aquí.
Este es uno de los principales motivos por los que tantas empresas tecnológicas se están instalando en Barcelona. Porque saben que encontrarán trabajadores jóvenes, formados y de todas las nacionalidades, el perfil que buscan tanto grandes compañías como startups tecnológicas.
Los millennials son sus clientes y necesitan a trabajadores que hablen su mismo lenguaje. Y también su mismo idioma, pero eso no es un problema. “Por estar en Barcelona hemos fichado a gente que no ha preguntado ni cuánto cobrar”, asegura Marc Soler, fundador de la startup 21buttons, quien añade que “sin estar en BCN la dificultad para contratar a gente internacional sería 10 veces mayor”.
Soler participó el pasado jueves en una conferencia en el Círculo de Economía titulada 'La Barcelona de los millennials”. En ella se debatió sobre el atractivo de la ciudad y su futuro. Christian Rodríguez, CEO de ByHours, añadió que “a cualquiera le gustaría venir a BCN y vivir como un millennial. El problema es cuánto tiempo aguantas así”, viviendo al día y compartiendo piso.
El precio de la vivienda no es un problema para los millennials, pues están dispuestos a compartir piso con otros jóvenes y repartir el coste del alquiler, que aunque ha subido, sigue siendo más bajo que en otras ciudades con el mismo atractivo para estas generaciones, como podrían ser París, Londres, Nueva York o el área de Sillicon Valley. Pero cuando llegan a una edad buscan más intimidad y es aquí cuando surge el problema.
Los participantes en la conferencia coincidieron en que los millennials internacionales lo tienen fácil para encontrar trabajo cuando llegan a Barcelona, una ciudad que consideran preparada para gente joven. El problema llega a la hora de retener el talento. Cecilia Tham, fundadora de MOB Makers of Barcelona, considera que de ello depende la “capacidad como ciudad de ser ágil y adaptarnos” a un mundo en el que “la tecnología nos está llevando a un ritmo de cambio mucho más rápido que nunca”.
OFICINAS DIVERTIDAS
Soler cree que “faltan empresas grandes, con visión internacional, que puedan ofrecer puestos interesantes a los millennials, para que la gente cobre salarios más altos”. Por su parte, Rodríguez añade que “para retener a los CEO de las empresas necesitamos buenas escuelas para sus hijos”. Los ponentes coincidieron en que no pueden pagar salarios altos, “por eso ofrecemos una propuesta de valor con oficinas lo más divertidas posibles. No podemos pagar mucho, pero ofrecemos lo que necesitan para mantener su nivel de vida”, añade el CEO de ByHours, una startup que ofrece habitaciones de hotel por horas.
Además de que las oficinas sean “divertidas”, los millennials también exigen que estén bien ubicadas. Soler explica que cuando nacieron estaban en Travessera de Gràcia, a la altura de Sagrada Familia, y sus trabajadores consideraban que estaban lejos. Tras pasar por varias ubicaciones céntricas, finalmente han encontrado acomodo en paseo de Gràcia con Diagonal, donde ya están conformes.
En este sentido, Tham apunta una clave para el futuro de Barcelona como referente internacional de nuevas tecnologias: “Es importante que no sólo tengamos la capacidad de retener a los millennials con talento en BCN, sino que también podamos mantener el flujo de tráfico de millennials en la ciudad”.