Desde que se la conoce por 'La Catedral del Mar', la iglesia de Santa María del Mar se ha convertido en una de las grandes atracciones turísticas de Barcelona. No es su verdadera Catedral, ni la Sagrada Familia, pero la aparición en 2006 del libro homónimo (la primera novela del entonces abogado Ildefonso Falcones) significó un 'boom' editorial que impactó en la propia ciudad, en España y, poco más tarde, a nivel internacional.
Las numerosas reediciones aumentaron su prestigio, aunque hay que decir que ha sido la serie televisiva que lleva su nombre la que la ha catapultado al estrellato. Tanto es así que si en los últimos tiempos había ganado marchamo turístico, con la aparición del verbo hecho imagen -una serie que se vio en A3 y luego en TV3-, el eco se ha replicado urbi et orbe.
“Es cierto: Santa María del Mar era la iglesia menos visitada de Barcelona en comparación con la Sagrada Familia, la Catedral de Barcelona y hasta la Mercé, que no deja de ser la patrona de la ciudad”, nos dice Juan, uno de los encargados de la oficina que se encuentra a la entrada de la puerta trasera de la iglesia -la que da al Paseo del Born. Allí recibe a los grupos turísticos y vende todo tipo de recuerdos a quien lo solicite.
“Cuando salió el libro ya notamos una mayor presencia de gente que venía a visitarla, porque la historia de su construcción le había seducido. Yo diría que se dio más un tipo de turista extranjero. Ahora, con la serie que han dado en las televisiones, me inclino a pensar que son más los visitantes de aquí (barceloneses, catalanes y españoles) quienes quieren presenciar en directo lo que acaban de ver por la tele”.
'CATEDRAL' SIN SERLO
Pero, hay que decirlo, aunque ahora se la conozca como la Catedral del Mar... ¡en realidad no es una catedral! Nos explicamos:
Una catedral es un templo cristiano donde tiene sede -o cátedra, de ahí el término- el obispo de la urbe. En Barcelona, como se sabe, ya existe su catedral, la verdadera, la que llamamos Catedral de Barcelona, en el Barrio Gótico, siendo así la iglesia principal de cada diócesis. La sede -o cátedra- episcopal es el lugar desde donde cada obispo preside la comunidad cristiana, enseñando la vida de fe y la doctrina de la Iglesia.
Una iglesia puede titularse 'basílica' sólo por prerrogativa del Romano Pontífice. Así, en sentido litúrgico, son basílicas todas aquellas iglesias que, por su importancia, por sus circunstancias históricas, o por aspectos de cierto relieve, obtengan ese privilegio papal.
Además, hay que distinguir entre basílicas mayores y menores. Es lo que ocurre con el famoso Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, la joya de la arquitectura barcelonesa creada por Gaudí y uno de los monumentos más visitados de toda España junto al Museo del Prado de Madrid y La Alhambra de Granada.
Ojo, pues, porque la Sagrada Familia tampoco es catedral. Fue declarada 'basílica menor' el 7 de noviembre de 2010 por el papa Benedicto XVI, que acudió in situ a la Ciudad Condal. Ese año, además, la recién construida nave principal del templo recibió el premio Ciutat de Barcelona de Arquitectura y Urbanismo.
UNA BASÍLICA MENOR
La iglesia de Santa María del Mar es, en realidad, otra 'basílica menor', como la Sagrada Familia. Fue construida entre los años 1329 y 1383 gracias, como se narra en el libro, al trabajo de los pescadores del barrio, que querían su propia iglesia -no la de los nobles- y que, para ello, no dudaron en cargar sobre sus espaldas enormes piedras desde la cantera de Montjuïc, el monte de los judíos... Un trabajo titánico que es la base de su creación y la que recorre el argumento central de la obra de Falcones.
Desde aquellos siglos, la iglesia preside los avatares de la Ciudad Condal en el distrito de Ciutat Vella, barrio de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera, más o menos a medio camino entre El Born y el Museo Picasso.
Por último, otro apunte para su leyenda: la catedral que no lo es cuenta también con su parte de ficción cinematográfica. Casi el 80 por ciento de las escenas de la serie fueron filmadas en localizaciones exteriores; no en Barcelona ni, por supuesto, en la propia Santa María del Mar.
Aunque, bien pensado, en realidad da lo mismo. ¿No?