La histórica compañía J. Vilaseca, una de las empresas más antiguas de Cataluña, contabilizó el año pasado unos números rojos de 1,1 millones de euros. El resultado ofrece varias facetas. Por una parte supone una mejora, pues significa un recorte de las pérdidas a la mitad de las habidas en 2018.
Por otra, supone encadenar tres ejercicios seguidos con déficit. Además, las ventas bajaron de 51 a 47 millones en números redondos, debido a la menor demanda procedente de China.
PAPEL DE SEGURIDAD
J. Vilaseca tiene su sede en el rascacielos de la plaza Urquinaona. La planta industrial radica en Capellades. De esta instalación salen cada año cerca de 60.000 toneladas, con una plantilla cercana a los doscientos colaboradores.
La especialidad de la casa son los papeles de seguridad, es decir, números de lotería y documentos notariales o de tráfico mercantil.
La memoria anual de la casa explica que el ejercicio 2019 registró dos etapas diferenciadas. Durante la primera parte, las tensiones de tesorería ocasionaron problemas de suministro y paradas intermitentes de las líneas de producción.
DEUDA
En la segunda parte del año, un grupo de inversores compró la veterana papelera y le inyectó recursos frescos. Gracias a ellos la planta fabril volvió a la normalidad y J. Vilaseca entró en resultados positivos.
La compañía embalsa unos pasivos financieros de 28 millones. Tal circunstancia ha obligado a negociar con los bancos dos veces, en 2014 y 2019, para lograr plazos de amortización más llevaderos.
CAMBIO DE MANO
El nuevo accionista mayoritario es la sociedad de cartera Sarbon Atlantic. Hace justo un año se hizo con el 59% del capital mediante una ampliación de capital, acompañada de una reducción destinada a enjugar los quebrantos que se arrastraban de años anteriores.
Sarbon Atlantic pertenece a un grupo de empresarios. El más relevante es Juan Pich-Aguilera Roca, del grupo inmobiliario Corinpa y accionista de Roca, el gigante del material sanitario. En Sarbon también están presentes Eduard Llaguno Mercader, Juan Castelló López y Jordi Ballbé Sans.
Los restantes accionistas son Corporación Torredemer, con el 26%, propiedad de la familia del mismo nombre, que ha venido dominando el accionariado de J. Vilaseca desde los años cincuenta del siglo pasado. Asimismo posee una participación minoritaria desde hace tiempo la entidad pública Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
Año | Ventas | Resultado |
2019 | 47 | -1,1 |
2018 | 51,9 | -2,2 |
2017 | 54,9 | -1 |
2016 | 53,8 | 0,98 |
UNA HISTORIA DE 300 AÑOS
J. Vilaseca es una de las empresas catalanas más antiguas. Existen documentos acreditativos de que ya fabricaba papel en cuatro molinos de viento situados en Capellades, en la lejana fecha de 1714.
De hecho, la unión de los cuatro molinos fue el embrión de la actual empresa. La forma social no se adoptó hasta 1932. Así, pues, J. Vilaseca ha discurrido por la friolera de cuatro siglos, desde el XVIII al XXI.
La familia Torredemer, procedente del sector textil, entró en su capital en el año 1955 con un 30%, que luego fue elevando sucesivamente hasta hacerse con una cómoda mayoría. El año pasado cedió el control a Sarbon.