El espacio gastronómico clandestino barcelonés Spoonik bajará el telón el próximo mes de septiembre con una última temporada que recogerá la esencia de este espacio singular e innovador.
Los cocineros Jon Giraldo, colombiano, y Jaime Lieberman, mexicano, ponen fin a una etapa que ha acumulado ocho años de andadura y que ha convertido al Spoonik en una de las propuestas más originales y disruptivas del panorama gastronómico de la ciudad.
Su espacio, ubicado en un rincón mágico del barrio barcelonés de Lesseps, se volverá a convertir, todos los viernes y sábados de verano, hasta el 18 de septiembre, en escenario de una experiencia gastronómica y sensorial, conocida por los críticos como neurogastronomía.
PLATOS EMBLEMÁTICOS Y COMIDA LOCAL
Jon Giraldo, nacido en Manizales (Colombia), es la cuarta generación de hosteleros; y Jaime Lieberman, natural de Cancún, es un artista pluridisciplinar que plasma su visión no solo en la película fotográfica sino también en las creaciones de Spoonik, convirtiendo los platos en lienzos. Ambos se entregan a una cocina mestiza de raíz latinoamericana que invocan al realismo mágico.
En esta última temporada los cocineros combinarán creaciones nuevas con algunos platos emblemáticos de la historia del local como, entre otros, el mítico "Oda al Maíz".
Spoonik nació casi por casualidad, después de que los dos chefs cocinasen para amigos, con gran éxito, tras formarse en la escuela Hofmann de Barcelona. Así nació la idea de empezar a organizar cenas para amigos, colegas y amigos de amigos en la que entonces era su casa.
"EL TIQUET MEDIO DE LA CIUDAD HA BAJADO"
Anormal, con sedes ya en los barrios de Poblenou y El Putxet de Barcelona, además de Castelldefels y Mataró, continúa ofreciendo su comida callejera latinoamericana, un negocio que convive con las cocinas de las que salen los deliciosos pollos de Jonny Brasa, los bocadillos y otras propuestas con bogavante de The Lovster, los burritos de Burrikos, los helados de Wondays y la cocina oriental del Anormal Asia.
"Hemos entendido que el tiquet medio de la ciudad ha bajado, y que nuestra obligación como cocineros, siempre al servicio del público, es adaptarnos a sus necesidades, que ahora son otras", concluye Giraldo.