La mítica discoteca Pachá Barcelona se ha vendido a una sociedad instrumental. El club ha recalado en el portfolio de un inversor tras cerrar una operación con el Grupo Costa Este, el operador que lo ha gestionado durante varios años.

El líder del ocio nocturno catalán continuará al frente del club que resistió a la puja de GIC, el fondo soberano de Singapur y dueño del Hotel Arts de Barcelona. Cabe recordar que este fondo trató de hacerse con todo el Port Olímpic después de que el Estado pusiera a subasta los locales del frente marítimo. 

13 MILLONES PARA SALVAR EL LOCAL

Según avanza Crónica Global, la compra de Pachá está vinculada al derecho de adquisición preferente que activó Costa Este cuando el propietario del lujoso hotel trató de comprar el local y el resto de establecimientos del Frente Marítimo por 76 millones de euros.

La firma de los hermanos Ramon y Javier Bordas puso 13 millones de euros y salvó el local. Ahora los empresarios han decidido traspasar la propiedad a un tercero.

Entrada a Pachá Barcelona, en el paso Marítim / PACHÁ BARCELONA



COSTA ESTE NO SE DESVINCULA

La persona que ha adquirido la discoteca, por medio de una sociedad instrumental, es el empresario inversor que financió el derecho de adquisición de Pachá. El ejecutivo habría ayudado a los Bordas a pagar los 13 millones para permanecer en el lugar y, más tarde, habría ejecutado los préstamos de mutuo acuerdo con los directivos de Costa Este. Por el momento, no ha trascendido el nombre del nuevo propietario de facto de Pachá Barcelona.

Esta operación no significa que Costa Este se marche. Los Bordas seguirán liderando la discoteca y lo harán en calidad de gestor o explotador del local. En este sentido, el modelo de negocio del restaurante, lounge y discoteca, sigue en el Frente Marítimo de Barcelona.

SITUACIÓN PRIVILEGIADA

Actualmente, con las medidas anti-covid y el sinfín de restricciones, Pachá Barcelona cuenta con una situación “mucho mejor que la de sus rivales”, según voces de la industria. A día de hoy la sala puede operar de forma restringida con las licencias de restaurante, algo que otras discotecas de la Ciudad Condal no pueden hacer.

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