Los negocios relacionados con la restauración sufrieron el año pasado una debacle comercial histórica. El cierre decretado por el estado de alarma, el reguero de restricciones posteriores y la huida de los turistas provocaron un desplome atronador de los ingresos y de los resultados.

An Grup, uno de los consorcios más conocidos de Barcelona, no fue ajeno a tales circunstancias. La firma explota los locales Tapa Tapa, Citrus, Mussol, La Botiga, Txapela, Piscolabis y Oasis.

CAPITAL FAMILIAR

La cadena suma una veintena de casas de comida, cinco de ellas sitas en Madrid. Los clientes extranjeros significaban el grueso de la clientela, sobre todo en la Ciudad Condal.

La cadena entera depende en última instancia de la corporación Artemi Nolla Grup Gestió de Restaurants. Su sede central se encuentra en Diagonal/Balmes. El fundador Artemi Nolla Furriol administra la holding junto con su hijo Artemi Nolla Winkel.

CRISIS DEL COVID

Debido a la drástica caída de las ventas, el empresario se vio forzado a entablar negociaciones con sus bancos acreedores. El trato recayó en febrero de 2021.

Los recursos sujetos al “acuerdo marco de financiación” se elevan a 16,7 millones. De esta suma, 8,5 millones corresponden a la novación de los pasivos existentes y el resto es nuevo efectivo que suministran las entidades prestamistas.

FACILITADORES

Estas son Santander, Caixabank, Sabadell y el Institut Català de Finances. Parte de los recursos están afianzados mediante avales del estatal ICO y también han sido novados.

AN Grup reseña en su balance anual que tras la entrada de los fondos frescos cuenta con una estructura sólida. Gracias a la nueva liquidez –afirma el fundador– las sociedades del grupo podrán afrontar las tensiones de tesorería hasta que la situación sanitaria se normalice.

SUBSIDIARIAS

Una vez superada la pandemia, AN prevé retornar a la senda de los beneficios. Desde que Artemi Nolla puso la primera piedra de su consorcio hostelero en los años noventa hasta hoy, siempre arrojó resultados positivos, salvo en los ejercicios de 2018 y 2020.

Sobre este último, es de subrayar que siete de las ocho compañías gestoras de los restaurantes encajaron unas pérdidas agregadas de 8,5 millones. Debido a los deterioros experimentados por estas filiales, su valor contable ha caído de 22 a 13 millones. El grupo tiene un millar de empleados.

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