Queda menos de un mes para que los trabajadores de Desigual voten si quieren, o no, reducir su jornada laboral a cuatro días semanales, con tres presenciales y uno de teletrabajo, a partir del próximo octubre.

VOTACIÓN POR LA REDUCCIÓN DE LA JORNADA LABORAL

Esta medida, que anunció el pasado 9 de septiembre la dirección de la empresa de ropa, propone a sus empleados recortar su jornada laboral cinco horas y, por ende, su sueldo un 6,5% para “seguir siendo eficientes, priorizando lo verdaderamente importante”.

Al menos el 66% de los 502 empleados que figuran en la plantilla de la sede que tiene Desigual en La Barceloneta deberán votar que sí para que la reducción de la jornada laboral se lleve a cabo. De salir a favor la medida, los que no quieran acogerse a ella podrán solicitar una rescisión de contrato. Esta implicará “el pago de 20 días de salario por un año de servicio con un máximo de nueve meses”, a diferencia de los 33 días por año trabajado que se abonarían al empleado en caso de ser un despido rutinario. Para la empresa de Thomas Meyer --capitaneada por Alberto Ojinaga-- esta situación “no supone un despido”, sino una decisión del propio empleado.

Thomas Meyer y Alberto Ojinaga en un fotomontaje con la sede de Desigual / METRÓPOLI



CAMPAÑA ELECTORAL EN LAS OFICINAS

Como queda poco tiempo para el día de la votación, el departamento de comunicación interna de Desigual ha montado una auténtica campaña electoral para pedir el voto de sus empleados.

Según han explicado algunos de los trabajadores a Metrópoli y ha podido comprobar este medio mediante fotografías, Desigual ha mandado mensajes a través de la intranet y ha empapelado la sede con imágenes y memes fomentando el voto del sí.

Memes a favor del "sí" con los que han empapelado las oficinas de Desigual / CEDIDAS



MEMES E IRONÍAS 

María (nombre ficticio por temor a represalias), una de los 502 trabajadores de la central corporativa, explica a Metrópoli que “la campaña se está haciendo con memes publicitarios y mensajes subliminales”. La empleada cuenta que los partidarios del "no" también han hecho algún que otro meme en contra de la iniciativa laboral de Desigual, pero que no se atreven a colgarlo en las oficinas: "quisiéramos imprimirlo y colocarlo al lado de los otros, pero nos da miedo que nos descubran y sufrir las consecuencias", cuenta. 

“Be bold or go home" (sé atrevido o vete a casa), “We love juernes" (nos encantan los juernes) o “Thank God It’s Thursday" (gracias a Dios es jueves), son algunas de las frases con las que el área de comunicación de la compañía de moda ha empapelado los lavabos o las entradas de cada una de las plantas del edificio diseñado por Bofill.

¿COACCIÓN A LOS EMPLEADOS?

A través de la red informática interna de la empresa, los empleados han recibido mensajes como los siguientes: “¿Alguien dijo camisetas, gorras, tazas y pins? ¡Claro que sí! Como en toda campaña electoral, en los próximos días encontrarás prendas para crear tu Vote Mood como más te guste. Gorras y tazas con la Awesome Fórmula y la frase “I love juernes”, pins para incentivar a la gente a votar y, por supuesto, seas del team que seas, encontrarás camisetas para expresar tu opinión” o “¿Te gustan tanto que quieres tenerlos como stickers en tu Whatsapp? ¡Nuestro pack de stickers “Be bold or go home” ya se están viralizando! Habla con tus compis y consíguelos”. Según María, esta avalancha de recordatorios de la votación “coacciona la decisión de los trabajadores”.

Natalia (nombre ficticio), una de las empleadas que está a favor de la reducción de la jornada laboral, pero que prefiere mantenerse en el anonimato, no lo ve así. Esta joven asegura a Metrópoli que le hacen mucha gracia este tipo de carteles publicitarios: "Es todo de risas, ¿sabes? No es tan radical como lo plantean. El mensaje está, pero tienen siempre esta ironía en todo. No deja de ser Desigual", explica. 

Meme a favor del "no" que algunos empleados de Desigual no se atreven a colgar / CEDIDAS



RECUENTO DE VOTOS

El procedimiento de cómo se va a llevar a término la votación es algo que preocupa a Javier (nombre ficticio) y a otros de sus compañeros. Este empleado, que también prefiere expresar su opinión de forma anónima, dice que desconocen "si una entidad externa será la que haga el recuento de votos". Lo único que sí que sabe este empleado es que "han pedido que haya un representante por sector que diga la opinión de sus trabajadores. María también duda de la votación de Desigual: "ya hubo indicio de vicio al detectar que hubo gente que votó dos veces y se ha tenido que repetir", explica. 

Javier argumenta que los ánimos están caldeados en el edificio de Desigual. Explica que nadie se atreve a ir en contra de las decisiones de la empresa por miedo: "desde sus plataformas de comunicación interna tienen campañas activas por el voto del sí. Y nosotros no tenemos ninguna representación por el miedo a decir que no". Natalia, en cambio, niega la postura de sus compañeros: "hay un compañero de mi departamento que va a votar no. Él lo dice libremente, ¡y no pasa absolutamente nada!". 

"AMENAZA NO DECLARADA"

Otro de los datos que facilita Javier a este medio para afianzar la supuesta autoimposición silenciosa de la compañía, es que en las ocasiones en las que se ha intentado formar un sindicato de trabajadores, "una mano negra" lo ha impedido: "siempre que hemos intentado hacer un sindicato el que va en cabeza misteriosamente se lo cargan. Hay una amenaza no declarada", sentencia. 

Tanto Javier como María expresan el "miedo a estar investigados" por parte de la dirección durante este inestable periodo: "no nos fiamos de las áreas comunes ni de los micrófonos de los ordenadores, nos da miedo que esté intervenido", explica el primero de estos con el ordenador apagado "por temor" a que le "pillen dando esta información". 

Metrópoli ha preguntado Desigual sobre las cuestiones que han afirmado sus empleados a este medio y sobre cómo se va a llevar a cabo la votación, pero la compañía ha declinado participar en el artículo.

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