La cadena de joyerías Oro Vivo no levanta cabeza. Saldó 2021 con un déficit de 1,9 millones, un 10% menos. Se trata del decimotercer ejercicio consecutivo de resultados bañados en tinta roja. En estos casi tres lustros aciagos, embalsa un boquete de 20 millones.

Oro Vivo sufrió un duro impacto por el covid, debido al cierre forzoso de sus locales. En 2021 la facturación se recuperó hasta 17,3 millones, pero todavía no alcanza las magnitudes de antes de la pandemia. La tabla anexa resume la penosa evolución de la casa.

LAS CIFRAS DE ORO VIVO (en millones de €)
Año Ventas Pérdidas
2021 17,3 -1,9
2020 13,8 -2,1
2019 20 -0,71
2018 18 -0,89
2017 19 -0,85
2016 18 -0,74

ENTRAMADO COMERCIAL

La sede central de Oro Vivo radica en el paseo de la Bonanova, de Barcelona. La empresa explota 70 tiendas en la península Ibérica. De ellas, 18 se encuentran en Cataluña y 8 en Madrid. También tiene presencia en Comunidad Valenciana, Baleares, País Vasco, Aragón, Guadalajara e Islas Canarias. La cadena se completa con 21 puntos de venta en Portugal.

La progresión en el país vecino tampoco viene siendo satisfactoria. Su filial Ouro Vivo registra déficits incesantes. Debido a tal circunstancia, Oro Vivo ha tenido que provisionar totalmente en sus estados contables la subsidiaria lusitana. Todos los establecimientos que gestiona el grupo se encuentran ubicados en centros comerciales.

TRES DUEÑOS SUCESIVOS

Oro Vivo se fundó en 1989 por iniciativa de Juan Manuel Coco, en alianza con el grupo suizo Golay, líder mundial en la distribución de perlas cultivadas. A comienzos del presente milenio, poco antes de entrar en recesión, la entidad contaba con 60 tiendas.

El diseño de las alhajas se realizaba en Barcelona. La producción, en China, Vietnam y Tailandia. Los accionistas aprovecharon la bonanza del momento para vender la compañía al grupo francés Christian Bernard.

CAMBIO DE MANOS

Poco después, en 2008 el país entró en crisis y Oro Vivo se desplomó. En 2014, tras sufrir seis ejercicios seguidos de quebrantos, el grupo galo traspasó su filial al fondo barcelonés Endurance Partners. En manos de Endurance se mantuvo hasta 2020, cuando cedió el 100% del capital al grupo francés Sobior.

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