Una posición clara, nítida, de cara al próximo mandato municipal, con la confianza en que los dirigentes políticos locales y en el conjunto de España sepan mirar a medio y largo plazo. El Círculo de Economía, en su nota de opinión previa a la celebración de las jornadas económicas –los días 29, 30 y 31 de mayo—es taxativo: “Hay que huir del dogmatismo que pretende que el sector público se encargará de todo o que el mercado solucionará por sí solo los problemas de manera satisfactoria”. La petición, por parte del lobby empresarial, es que el nuevo consistorio que se forme a parte de las elecciones del 28 de mayo, apueste sin fisuras por la “colaboración público-privada”.
El Círculo de Economía, que preside Jaume Guardiola, busca un complicado equilibrio que recupere las prácticas en el Ayuntamiento de Barcelona que lograron crecimientos sostenibles y una cohesión social que ha declinado en los últimos años, pese a la retórica municipal. “Las soluciones complejas que necesitamos requieren la colaboración entre el Ayuntamiento y el sector privado. Y es necesario que sea en un entorno estable y de confianza mutua”.
El lobby empresarial se define sobre el cotexto de Barcelona, del conjunto de España y de Europa, y pide que se determinen objetivos a medio y largo plazo, con la búsqueda de amplios consensos. Se trata de un objetivo que se admite difícil, debido a que los grandes partidos, el PSOE y el PP parecen arrastrados de “de forma inexorable hacia los extremos”. En el caso de Barcelona, sin embargo, el acento es claro sobre la necesidad de pasar página, de establecer una gobernanza más acorde con los intereses del conjunto de la sociedad, no solo a favor de una parte.
La crítica se formula sobre el mandato de Ada Colau, compartido con su socio socialista, Jaume Collboni. Lo que se censura es la apuesta ideológica por lo público. “Durante los últimos años, en Barcelona, el sector privado ha vivido a menudo bajo sospecha. El Ayuntamiento ha visto con recelo muchos de los proyectos procedentes de la iniciativa privada y los sectores, --tanto empresariales como de la sociedad civil—con los cuales no se ha contado de forma suficiente son muchos. Esto debe cambiar. Vivimos en un entorno cada vez más complejo, que no admite soluciones simplistas, y en el cual la colaboración entre todos los agentes implicados es esencial”.
La otra cuestión en la que pone el acento el Círculo de Economía es la gobernanza del conjunto del área metropolitana. Para la entidad que preside Jaume Guardiola, --y que tiene como mano derecha a Miquel Nadal, y entre los principales responsables de la nota de opinión a Jordi Amat—Barcelona debe ser entendida hoy como un área de cinco millones de habitantes. Y eso exige una gobernanza diferente a la actual. “Eso implica no sólo una coordinación más buena entre instituciones, sino también dotar de más competencias y recursos las existentes, como el AMB, y extender el radio de acción a la región metropolitana (164 municipios), porque la fuerza de Barcelona radica en los cinco millones de habitantes de una región que representa la séptima área económica de Europa”.
El Círculo de Economía también entra en el urbanismo, al denunciar la falta de consenso en Barcelona para proyectar los llamados ejes verdes o las superillas de las que hace gala Ada Colau. “Desgraciadamente esta iniciativa tan relevante se ha llevado a cabo sin el consenso necesario y con una dotación insuficiente de transporte público que se convierta en una alternativa real para los ciudadanos de la corona metropolitana”.
Y respecto al aeropuerto de El Prat, el lobby empresarial insiste, como lleva haciendo en los últimos meses, en elaborar una propuesta “pensada”, que permita más vuelos intercontinentales, aprovechando la inversión que reservó Aena, de 1.700 millones de euros. La decisión, señala el Círculo de Economía, le corresponde a la Generalitat, pero deben estar alineados todos los actores implicados.