Enrique Lacalle está contento. Atesora una larga trayectoria empresarial y política, pero siempre ha querido incentivar a la sociedad civil, liderando proyectos económicos, culturales y artísticos. El que fuera el gran animador de los salones económicos de Barcelona, con el Salón del Autómovil como gran estrella, es desde este viernes el nuevo presidente del Círculo Ecuestre, después de haber formado parte de la anterior junta como vicepresidente con Antonio Delgado de presidente. En esta primera entrevista al frente del Ecuestre con Metrópoli, Lacalle expresa su ambición para proyectar el lobby empresarial: “El Círculo Ecuestre va dar un salto para influir desde Barcelona en toda España”.

Lacalle considera que el Ecuestre ya ha experimentado un gran avance en los últimos años, con “un enorme conocimiento, notoriedad y respeto, rompiendo la imagen antigua que tenía como un club obsoleto. Eso ha desaparecido, pero toca dar un salto definitivo para ser el club de referencia en Barcelona, para que sea un club donde pasen muchas cosas en la ciudad”.

Enrique Lacalle, presidente del Círculo Ecuestre / MA

UN PIE EN MADRID

En una situación de enorme complejidad, con compartimentos estancos, con un bloqueo en el ámbito político e institucional, el Ecuestre quiere aportar “entendimiento” y “propuestas constructivas para toda la sociedad”, asegura Lacalle. Pero, ¿cómo? La propuesta, al frente de su nueva Junta, es crear un consejo asesor en Madrid, que es “un guiño para una mayor proyección en España”. Ese consejo lo liderará el empresario ‘Juaco’ Güell, con la participación de nombres como Félix Revuelta, Juan Antonio Samaranch, Alberto Valls, Juan María Nin, Manuel Torreblanca o Cristina Valls Taberner.

La voluntad de este veterano empresario y político es recuperar una de sus grandes iniciativas, el llamado Puente Aéreo, que reunía a empresarios y directivos de Madrid y Barcelona de forma periódica y en las dos ciudades. “Aquellas reuniones eran muy fructíferas y lo que deseo ahora es que se pueda recuperar, con una mayor relación, con un intercambio mayor, con la idea de que se puedan contrastar las grandes cuestiones importantes y se pueda ofrecer un mensaje positivo”, asegura, siempre con la intención de aportar en tiempos –más ahora que hace unos años— de gran complejidad.

La cuestión es si el Ecuestre es hoy una institución que puede responsabilizarse de esa misión, si sus mensajes serán más escuchados o entendidos que el que difundan otras instituciones, sean patronales o entidades económicas o sociales. Para Lacalle el Ecuestre está en el mejor momento para poder hacerlo. “Eso va a dar un salto espectacular, porque somos un club de 2.500 socios, que es pura sociedad civil, desde familias que han forjado lo que es hoy Barcelona a personas que no han dejado de hacer aportaciones al conjunto de la sociedad. Estamos en un eje de Barcelona sensacional, como es el de Diagonal-Balmes, y la Junta es de primerísimo nivel”, insiste Lacalle.

Enrique Lacalle, en el centro, en un acto en el Círculo Ecuestre / CE

El empresario reivindica, sin ningún pudor y con orgullo, una característica que en España nunca ha tenido un gran cartel. Se trata de la “influencia”, de hacer de “lobby”, de forma directa, sin complejos. “Somos un lobby, sí, un lobby, y queremos influir de forma positiva, con la idea de valorar y dar respuestas a retos empresariales, económicos, políticos y sociales, con la voluntad de influir con un carácter general, no sólo con ese manido ‘qué hay de lo mío’”.

Como complemento de ese consejo asesor en Madrid, Lacalle quiere constituir un consejo en Barcelona formado por grandes empresas, para dar voz a representantes empresariales que han visto como otras entidades han adoptado otros roles, como es el caso de la Cámara de Comercio de Barcelona, que acaba de celebrar sus propias elecciones. “Podemos ser un puente de ideas y de consejos para nuestros políticos, como representantes de la sociedad civil, con una calidad importante en nuestras opiniones”, remacha Lacalle.

EVA MOLL, VICEPRESIDENTA

Una de las grandes asignaturas del Ecuestre es la poca presencia de mujeres, en un momento donde esa cuestión es de vital importancia. Lacalle ha designad a la editora Eva Moll, responsable de Vegueta Ediciones, como vicepresidenta del lobby empresarial, encargada del área cultural. Las mujeres pasan de tres a seis en la nueva Junta del Ecuestre, con Isabel Estany y Anna Gener, además de Silvia Parés, Aurora Sanz y Julia García Valdecasas. “Lo que vamos a hacer es una división clara de responsabilidades, con una Junta en la que cada uno sabrá lo que debe hacer, y con criterios claros, con la máxima de todos, que es la de influir con notoriedad en la sociedad, y desde Barcelona en el conjunto de España”, asegura Enrique Lacalle.

Prudente en cuestiones políticas, no se define sobre lo que pueda ocurrir en la política española, con la posible investidura de Pedro Sánchez, apoyado por los partidos independentistas catalanes. Pero con conocimiento de causa sobre lo que ha sucedido en Catalunya en los últimos diez años, Lacalle reclama un cambio. “Espero que se recupere el seny en Catalunya”, sin concretar si eso debe pasar o no por una repetición de las elecciones generales, en el caso de que Sánchez no acceda a las pretensiones de los independentistas.

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