El Real Club de Polo de Barcelona facturó el pasado ejercicio 26 millones, un 17% más que el año anterior. La cifra incluye los ingresos ordinarios provenientes de las cuotas de los socios y los restaurantes, así como 8,1 millones de un capítulo catalogado como “otros ingresos de explotación”. Se trata de un cajón de sastre que acoge, entre otros, las matrículas satisfechas por los nuevos asociados, el mantenimiento de los caballos, las clases de equitación y la publicidad.
Los resultados de la entidad cambiaron de signo en 2022 y se saldaron con un pequeño beneficio de 37.100 euros. El ejercicio anterior contabilizó unas pérdidas antes de impuestos de 366.000 euros. El balance consta de un activo de 30,9 millones y unos fondos propios de 19,5 millones.
El Polo cuenta con un censo de 11.383 inscritos. La junta directiva está presidida por Francisco Espinós, quien está a las puertas de ceder la presidencia por mandato estatutario. Le acompañan en el órgano de gobierno los vicepresidentes Pablo Sánchez Marquiegui y Jorge Serra Bayona; el secretario, Tomás Ragué Santos de Lamadrid y el tesorero, Eduardo Pedrosa Negrete. Entre los vocales figuran Emilio Zegrí, Joaquín Bertrán, Patricia Quinson, Ana Sitjar y Luis Ferrojoli.
INVERSIONES EN 2022
El club ejecutó el pasado año la inversión más abultada de su centenaria historia: 13 millones de euros para rehacer de arriba a abajo sus instalaciones. De momento, ya se ha desembolsado medio millón, destinado a levantar una tribuna frente a la pista olímpica de salto de obstáculos. Los próximos pasos consistirán en la construcción de un gimnasio, una sala de convenciones y dos piscinas cubiertas para disfrute de los socios. Las inversiones se han financiado en parte con un crédito facilitado por Caixabank, a devolver durante la próxima década.
El Real Club de Polo es una institución privada, fundada en 1897 por prominentes burgueses de la Ciudad Condal de la época, amantes de los deportes. Su objeto fundacional es el fomento de la actividad física. El recinto, que emplea a 350 trabajadores, alberga instalaciones para la práctica de polo, hípica, hockey, pádel y tenis.
DINERO PÚBLICO
La entidad recibió el último ejercicio subvenciones por valor de 300.000 euros de varias administraciones, como el Consejo Superior de Deportes, Generalitat de Catalunya y Ayuntamiento de Barcelona.
TERRENOS AJENOS
La enorme finca que ocupa el Polo en el sur de avenida Diagonal no es de su propiedad. Su dueña es la mercantil Torre Melina SA, que la tiene arrendada al Polo a cambio de un canon anual de 1,4 millones. El contrato tiene vigencia hasta 2029, con posibilidad de renovación.
El amo de Torre Melina es el barcelonés Luis Ignacio Pons Casademunt. Se trata de un acaudalado terrateniente de la ciudad. Además del predio del Polo, es titular del solar contiguo que ocupa el Palacio de Congresos, gestionado por el hotel Juan Carlos I. Este alojamiento de gran lujo ha permanecido cerrado desde que comenzó la pandemia y ha pasado por un concurso de acreedores. Ahora renace, impulsado por la cadena mallorquina Melià, que lo ha rebautizado curiosamente con el nombre de Torre Melina, según avanzó Crónica Global.