Hesperia deja atrás sus fantasmas pandémicos. La firma hotelera, que encadenó pérdidas de casi 75 millones de euros durante los dos años de la pandemia (2020 y 2021), ha visto la luz al final del túnel en 2022, ejercicio en el que ha ganado 4,7 millones de euros.
Durante el Covid-19, Hesperia registró un mayúsculo hundimiento de su facturación. Los ingresos alcanzaron un paupérrimo registro de 30 y 48 millones en 2020 y 2021, respectivamente. Ahora, tras el fin de las ataduras al turismo, ha escalado hasta los 135 millones, una cifra semejante a la de 2019 y casi el triple que en 2021.
ACTIVOS PREMIUM
Entre los activos del grupo, que se cifran en 867 millones, se encuentran terrenos y construcciones en enclaves privilegiados de la geografía española. Entre sus establecimientos en cartera destacan 17 hoteles (que representan el 62% de sus camas) y cinco resorts (el 38%).
Todos sus alojamientos urbanos se localizan en España, con Barcelona como principal ubicación, con siete establecimientos.
La marca atraviesa desde hace años un profundo cambio en su negocio, pasando del modelo de propiedad de los activos a convertirse en un gestor multimarca de establecimientos turísticos. De cara al actual ejercicio, Hesperia prevé seguir incrementando sus ventas.
AYUDA ESTATAL
Pese a las pérdidas acumuladas en el bienio negro 2020-2021, la firma presenta una rocosa situación patrimonial, con unos fondos propios de 377 millones. Su estabilidad financiera está favorecida por la política de dividendos. La empresa lleva una década, como mínimo, sin repartir ni un euro a sus accionistas.
Los quebrantos registrados durante la pandemia, sin embargo, le obligaron a pedir ayuda al Gobierno. Hesperia recibió 55 millones del Fondo de Apoyo a la Solvencia, dependiente del Ministerio de Hacienda, que le permitieron sortear inconvenientes económicos durante la primera fase de la pandemia.
Las inyecciones públicas, que habrá de devolver en el curso de los próximos años, han engordado las deudas hasta superar la barrera de los 300 millones.
CÚPULA
La cúpula de Hesperia está encabezada por José Antonio Castro Sousa, como presidente ejecutivo y principal accionista. En el órgano de gobierno le acompañan el consejero delegado, Jordi Ferrer Graupera y el consejero, José Antonio Linati de Puig.
El resto del capital está en manos de las familias Olivella y Sagué, socios minoritarios. Estas dos estirpes catalanas, que controlan cerca del 16% de las acciones, rechazan de plano la gestión realizada por Castro. El año pasado votaron en contra de la aprobación de las cuentas, del informe de gestión y de apoderar a los actuales administradores.