Gloria Rodés, fundadora de Enlagloria Salad, en las oficinas de Metrópoli

Gloria Rodés, fundadora de Enlagloria Salad, en las oficinas de Metrópoli Òscar Gil Coy

Economía

Enlagloria Salad House, las ensaladas para llevar que Gloria Rodés se trajo de Nueva York

La emprendedora catalana se inició en esta aventura empresarial con apenas 22 años, un proyecto que hoy ya cuenta con cuatro locales abiertos y previsión de aterrizar en Madrid

28 abril, 2024 23:30
Albert Martínez Arturo Esteve

Gloria Rodés fundó Enlagloria Salad House a la temprana edad de 22 años. Un viaje epifánico a Nueva York lo cambió todo: entendió el modelo al que se aproximaba España, con más oficinistas comiendo frente al ordenador y menos sobremesas extensas. La joven, que estudiaba ADE, decidió hacer su trabajo de final de grado sobre cómo exportar ese patrón que la había cautivado en Estados Unidos al cliente barcelonés. El resultado, media década después, son cuatro locales en Barcelona y una facturación de 1,6 millones de euros prevista para 2024, además de un estudiado plan de expansión, a través del cual la empresa dará el salto a Madrid y abrirá dos locales más en Barcelona. Rodés se reúne con Metrópoli para repasar su trayectoria empresarial: las primeras dudas, los errores y las victorias cosechadas en estos erráticos años, en los que se ha consolidado como una de las alternativas healthy más atractivas de la ciudad.

La joven empresaria estaba realizando su último año de carrera en Atlanta, una ciudad "que no la entusiasmaba", y de la que trataba de escaparse constantemente para ir a Nueva York. Fue ahí donde vislumbró el éxito de las cadenas de comida saludable, en las que se amontonaban oficinistas al mediodía. Producto fresco, rápido, barato y bueno. Rodés lo tuvo claro, y llegó de vuelta a Barcelona con una idea de negocio bajo el brazo.

Aterrizaje en Barcelona

Pero Nueva York no es Barcelona, y el consumidor español no tiene las mismas características que el americano: ni a nivel de alimentación, ni de horarios, ni de costumbres. "Aquí no existe la consciencia de comer en media hora, a no ser que seas un oficinista que se alimenta en media hora, frente al ordenador, para poder salir antes", sostiene Rodés, quien ha detectado que cada vez menos trabajadores quieren prepararse un tupper la noche anterior, y optan por sus ensaladas.

Enlagloria escogió la calle Avenir para abrir su primer local. "Tenía claro que tenía que ser en Barcelona: en tu ciudad natal conoces el mercado, el consumidor y tienes el apoyo de la familia. No da tanto vértigo", razona Rodés, quien defiende que el local de la calle Avenir, que hoy en día sigue abierto, tenía oficinas, barrio y comercio; un cocktail que consideraba necesario. Aquel primer proyecto se realizó con ayuda de amigos y de su socia, Andrea Estany, en la reforma y el branding. "Todo fue casero y orgánico", recuerda.

Expansión y más ventas

El proyecto se ha ido extendiendo por Barcelona, y ya dispone de tres locales más, sitos en la avenida de Sarrià, Poblenou y en la calle Provença con Balmes. Para seguir creciendo, Gloria Rodés ya ha echado el ojo a la Vila de Gràcia, L'Hospitalet o la Barceloneta, todas ellas zonas en las que hay "barrio, oficinas y movimiento", pues a los locales de Enlagloria vas "si los tienes debajo del trabajo; si te quedan a diez minutos andando, ya te lo piensas un poco más".

Además del proyecto de expansión, Enlagloria también busca incrementar las ventas en cada uno de sus locales. Para ello, ahora abre también por las noches, donde el perfil de cliente ya es diferente, con más grupos de amigos y take away de familias que quieren compartir algo saludable para cenar. "Cada vez más gente sabe que es esencial comer bien por las noches, por eso hemos ampliado el horario, aunque nuestro principal cliente siga siendo el de oficinas", afirma.

Imagen de archivo de un menú en Enlagloria Salad House

Imagen de archivo de un menú en Enlagloria Salad House

Errar para aprender

Tras un lustro, los errores cometidos son infinitos, se lamenta Rodés, pero a la vez necesarios para poder aprender. "Había trabajado medio año en una start up, apenas tenía experiencia... Luego te das cuenta de que del business plan a la realidad todo cambia. Lo importante es tener valentía y apoyo moral y económico", apunta. Ahora, si volviera atrás, cambiaría muchas cosas. Pediría siempre referencias, preguntaría los presupuestos en más de un lugar, y no se tomaría las cosas tan a pecho. "Recuerdo que cuando se fue mi primera chef creía que se acababa el mundo. Ahora lo entiendes y te das cuenta de que estas cosas pasan constantemente".

Un modelo exitoso

Pese a los traspiés cometidos, el modelo funciona. "Lo más importante es el producto, elaborado en el día, con ingredientes de proximidad y de temporada", afirma Rodés. Enlagloria ofrece un modelo de ensaladas en las que el consumidor elige entre diversos ingredientes de la carta, por lo que cada día puede degustar algo distinto. El producto, excepto el aguacate, es todo de temporada, y la carta cambia conforme a la época del año en la que se esté. "Nuestro top ventas es el boniato al horno, pero no podemos ofrecerlo todo el año. No es lo que queremos: una de nuestras tareas también es concienciar al consumidor para que pida comida local", sostiene.