Hartazgo entre los trabajadores de la Cruz Roja en Barcelona. Las condiciones de precariedad en el desempeño de sus labores y salarios, sumadas a las negociaciones --en punto muerto-- por un nuevo convenio "sin mejoras" han llevado a los asalariados a manifestarse y convocar jornadas de huelga parcial este julio en la capital catalana.
Según explica CGT a Metrópoli, las condiciones salariales de gran parte de la plantilla, compuesta por unos 1.000 profesionales en la capital catalana --aproximadamente 1.200 en toda la provincia-- dificulta que muchos lleguen a final de mes, a pesar de tener un contrato a jornada completa.
Tan es así que "Cruz Roja en Barcelona tiene a trabajadores que, debido a su sueldo, reúne las condiciones para solicitar ayudas y asistencia a la propia ONG", aseguran. Se trata de aquellos empleados con la graduación laboral más baja y que, por tanto, tienen salarios más bajos, con cifras que "apenas superan el Salario Mínimo Interprofesional (SMI)".
"Los que trabajamos para la Cruz Roja queremos ayudar, sabemos lo que hay, pero también necesitamos vivir con dignidad nosotros. Nos estamos convirtiendo en una low cost de la atención social. Queremos recuperar el prestigio de lo que significaba estar en la organización", claman. La entidad, adscrita al convenio sectorial de acción social, dispone en Catalunya de un convenio propio distinto para cada provincia en el Principado. El de Barcelona es el único que no reconoce pluses y complementos salariales por cuestiones como la peligrosidad. "El pretexto que utilizan es que tal complemento contribuye a estigmatizar a los usuarios de la ONG, pero el peligro es real cuando salimos a la calle", critican. En consecuencia, "en Barcelona tenemos la mayor carga laboral y los sueldos más bajos de toda Catalunya".
Estado de excepción constante
La situación de precariedad en el seno de la entidad es un problema enquistado desde la crisis económica que azotó España en 2008, cuentan. "Ya por aquel entonces, se nos pidió que aceptáramos empeorar nuestras condiciones de trabajo", detallan. Mucho ha llovido en estos últimos 16 años y, mientras el precio de la vida ha subido --de manera particularmente acusada en las grandes ciudades--, los salarios y condiciones no han seguido el ritmo. Así las cosas, gran parte del cuerpo de trabajadores de la ONG sufren de una notable pérdida de poder adquisitivo.
A medida que se han negociado nuevos convenios, "siempre ha ocurrido algo: una guerra, una crisis humanitaria, algo que la entidad ha usado de pretexto --haciendo cierto chantaje emocional-- para negarnos mejoras de calado. Es un estado de excepción constante".
Un problema enquistado
El comité de empresa lleva ocho meses negociando el que será el III convenio colectivo de la provincia de Barcelona, chocando con la constante negativa de mejora "incluso en cuestiones de conciliación familiar que no cuestan dinero". "Nos dicen que no hay dinero ni medios", por lo que lo máximo que se ha ofrecido es "permitir al personal de oficina el teletrabajo en las segundas residencias. ¿Quién tiene dos residencias para elegir desde dónde teletrabajar? Esta medida no afecta a prácticamente nadie", sentencian.
La 'medida estrella' del nuevo convenio planteada por la compañía es "un fondo de préstamos, un sistema por el que los trabajadores podemos pedir adelantos en caso de necesidad y devolverlo en varios meses sin intereses", explican. Si bien no critican la medida en sí, sí afean que no soluciona el problema, "más cuando te ves en la situación de tener que elegir entre comprarte unas bambas o pagar las colonias de tus hijos". "Con todo, nos piden que aceptemos estas condiciones asegurando que la situación mejorará cuando salga el nuevo convenio de acción social. En esta negociación también está la Cruz Roja entre la parte patronal y, nos llega, no están aceptando nada. Es una tomadura de pelo", aseveran.
Por todo ello, varios sindicatos como la propia CGT y CCOO se concentraron el pasado 4 de julio en la plaza de Sant Jaume y convocaron una huelga parcial durante ese mismo día, algo que no descartan repetir próximamente. De hecho, hoy por hoy valoran las nuevas acciones de protesta con las que acometer.
Cruz Roja guardia silencio
Ante la constante negativa por supuesta falta de recursos, el comité pidió ver las cuentas de la entidad, lo que recibieron fue una presentación de datos, pero no las cuentas. La ONG, denuncian, se ha negado a que puedan extraer los datos y puesto todas las trabas posibles para evitar que asesores expertos del sindicato o externos puedan echar mano a la información.
Asimismo, tampoco han respondido a las diversas solicitudes de información formuladas por este medio.