En un mundo en que las grandes ciudades se encuentran sumidas en una profunda transformación urbana es esencial el papel de su actividad económica. En Barcelona, uno de los sectores más importantes es el retail. La capital catalana cuenta con importantes ejes comerciales que se alzan como los más exclusivos de Europa, como es el paseo de Gràcia.
Pero Barcelona también se enfrenta a preguntas sobre su identidad y su futuro como ciudad moderna y vibrante. ¿Llegará el día en que Las Ramblas se asemejen a los Champs-Élysées, con una oferta de boutiques exclusivas que atraigan tanto a locales como a turistas? ¿O se conseguirá transformar el distrito 22@ en una zona que mantenga vitalidad gracias a propuestas gastronómicas de primer nivel y tiendas de retail más allá de oficinas?
Apostar por una Barcelona que no descanse podría ser clave para revitalizar la economía urbana y posicionarla entre las grandes ciudades europeas. Sin embargo, esta visión plantea también el reto de equilibrar la actividad económica con la calidad de vida de sus habitantes, y esto es lo que persigue el sector del retail.
Las jornadas organizadas por la entidad Barcelona Oberta han reunido a algunos de los principales expertos en urbanismo, arquitectura y retail para debatir sobre cómo los espacios comerciales pueden contribuir a una Barcelona más inclusiva, sostenible y atractiva.
Entre los participantes han destacado Luisa Badia, CEO de L35 Architects; Oriol Barrachina, CEO de Cushman & Wakefield; Dee Corsi, Chief Executive de New West End de Londres; Francesc Casanova, CEO de Joyerías Fina García; y Jaime-Enrique Hugas, cofundador y consejero delegado de Conren Tramway. Todos coincidieron en la necesidad de revitalizar los ejes comerciales de la ciudad mediante una mayor integración con el entorno urbano y una colaboración más estrecha entre los sectores público y privado.
Urbanismo pensado para las personas
Luisa Badia, de L35 Architects, insistió en la importancia de diseñar ciudades para la gente, donde los espacios comerciales estén integrados en el día a día del barrio. “Los mejores espacios comerciales del mundo son aquellos próximos a la vida de las personas, como plazas y mercados. Tenemos que recuperar esa relación entre retail y espacio urbano”, afirmó.
Badia también abogó por un "urbanismo concertado", en el que el sector privado y la administración trabajen juntos desde el inicio de los proyectos. “Es fundamental que la cooperación público-privada se dé desde la fase de concurso público. Así, se pueden crear espacios de calidad que respondan a las necesidades reales de la comunidad”, añadió, destacando ejemplos de transformación en ciudades como París.
Barrachina, de Cushman & Wakefield, también destacó la importancia del capital privado para hacer realidad estas transformaciones: “El dinero público no es suficiente para abordar todos estos cambios, y la colaboración con el sector privado es clave para acelerar los proyectos que necesita la ciudad”.
Más coordinación en los ejes comerciales
Francesc Casanova, de Joyerías Fina García, expuso la falta de coordinación en la gestión de los ejes comerciales de la ciudad, un aspecto que afecta directamente al atractivo de estos espacios. “Nos falta una estrategia común para decidir qué tipo de comercios se instalan en los barrios. En los centros comerciales hay una planificación en términos de operadores, horarios y campañas de marketing. Necesitamos un enfoque similar en las calles de Barcelona”, explicó.
Casanova señaló que un eje comercial debería funcionar con la misma eficiencia que un centro comercial, aunque adaptado a la vida de barrio. “La única diferencia es que en el eje comercial viven personas en los edificios que lo rodean, mientras que en un centro comercial no. Pero eso no debería ser un obstáculo para la planificación y coordinación que necesita el comercio urbano”, afirmó.
El futuro de Barcelona pasa por el 22@
Por su parte, Jaime-Enrique Hugas centró su intervención en el papel del distrito 22@ como el área de mayor potencial para la Barcelona del futuro. Sin embargo, advirtió sobre las limitaciones normativas que dificultan el desarrollo de un retail dinámico en esta zona.
“Es complicado gestionar la mixtura de usos que queremos para el 22@. Necesitamos normas más flexibles que nos permitan crear espacios donde convivan oficinas, comercio de proximidad y zonas residenciales, y evitar que el distrito se convierta en una ‘ciudad fantasma’”, señaló.
Según Hugas, el futuro económico de Barcelona no pasa tanto por la Diagonal de Maria Cristina, sino que debería enfocarse en desarrollar el 22@ y mejorar su conectividad con otras zonas de la ciudad.
El reto de la coordinación metropolitana
Sobre est punto, hubo consenso entre los participantes sobre la necesidad de mejorar la conectividad metropolitana con la capital catalana para facilitar la llegada de visitantes a la ciudad. En este sentido, Hugas propuso que la zona metropolitana actúe como una “sola voz” en temas de transporte y urbanismo, y pidió mejoras en el transporte público: “No puede ser que una persona tarde una hora en llegar a Barcelona desde el área metropolitana sólo para ir de compras”.
Flexibilidad y diálogo para atraer inversión
Los expertos coincidieron en que Barcelona necesita flexibilizar sus normativas y fomentar un diálogo constante entre las instituciones y el sector privado. La ciudad compite en una “Champions League” por atraer talento e inversión, y para ello es fundamental contar con espacios adecuados para empresas y comercios.
Barrachina subrayó la importancia de convertir a Barcelona en una de las 10 principales ciudades comerciales de Europa para 2030, lo que no solo impulsaría el retail, sino que también atraería a un “visitante de calidad” que aporte valor a la economía local.
Las jornadas de Barcelona Oberta dejaron claro que el sector del retail puede y debe ser un motor de transformación urbana. No obstante, para que esta visión se convierta en realidad, Barcelona necesita avanzar en la cooperación público-privada y en una planificación estratégica que integre a todos los actores.