La antigua sede de Banesto de plaza de Catalunya ya tiene un nuevo uso. Este enero, la cadena Iberostar ha abierto en este edificio histórico de Barcelona su primer establecimiento hotelero en la ciudad. Se trata de un cuatro estrellas superior. La actual finca data de 1942. Con anterioridad, este emplazamiento lo ocupó, a principios de siglo, el Hotel Colón, y durante la Guerra Civil fue la sede del PSUC.
El edificio es propiedad de Amancio Ortega, dueño de la cadena Zara. A través de su patrimonial Pontegadea, Ortega ha alquilado el inmueble a la cadena Iberostar, controlada por la familia mallorquina Fluxà. En los bajos de la misma finca se encuentra una macrotienda de Appel, cuyo local también es propiedad de Ortega. El empresario gallego pagó, en una primera operación, 86 millones por el establecimiento comercial, y posteriormente otros 44 millones por el resto del inmueble.
El Hotel Iberostar Paseo de Gràcia dispone de 119 habitaciones y cuenta con un restaurante, Ca's Menestral, especializado en gastronomía balear y malloquina. También incorpora un bar típico de la isla, el Mmmallorca Coffee Bakery Bar, que ofrecerá productos como helados de almendra o de naranja de Soller, y una terraza en el ático con vistas de la ciudad.
NO AFECTADO POR EL PEUAT
El primer hotel de Iberostar en Barcelona será uno de los pocos establecimientos que se pondrá en marcha en la ciudad este año tras la aprobación, en enero del 2017, del Pla Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), que prohíbe o limita los hoteles o apartamentos turísticos en Barcelona, en función de las zonas. En este caso, la licencia no se ha visto afectada ya que se tramitó con anterioridad al PEUAT.
Según informó Metrópoli Abierta en agosto, otros nueve alojamientos turísticos de la ciudad han conseguido esquivar la moratoria de Colau y podrán abrir. Se trata de 900 plazas repartidas en cuatro hoteles, tres pensiones, un albergue y un piso turístico situados en distritos de Sants-Montjuïc, Horta-Guinardó, Sarrià-Sant Gervasi, Sant Andreu, Sant Martí y Nou Barris. Otros proyectos, como el polémico hotel previsto en la zona de Drassanes, cuenta con la oposición del Ayuntamiento y los promotores han llevado el caso a los tribunales.
La antigua sede de Banesto abre como hotel tras varios proyectos fallidos y varios cambios de propietario. Por ejemplo, en el olvido ha quedado la intención de destinar el inmueble a pisos de lujo, una opción que se contempló seriamente en 2005 y se llegó a anunciar con un cartel en el mismo edificio. Hasta la apertura actual, el edificio llevaba cerrado 14 años.
'OKUPADO' EN 2010
La finca, incluso, llegó a ser okupada en septiembre del 2010, en los días previos de la huelga general del 29 de septiembre contra la reforma laboral del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. El mismo día de la huelga fue desalojada por los Mossos porque en su interior se escondían algunas personas que causaron destrozos durante el paro.
No es la primera vez que en este emplazamiento hay un hotel. En 1902, abrió en la esquina de plaza de Catalunya con el paseo de Gràcia el Hotel Colón. Unos años más tarde, entre 1916 y 1918, el establecimiento fue totalmente reformado y ampliado. De hecho, se levantó un nuevo edificio con siete plantas y 200 habitaciones. El propietario, Ramon Pou, encargó el proyecto al arquitecto Enric Sagnier, explica la página Barcelofília. Durante los años 20, el Colón se hizo famoso por su terraza, muy frecuentada por los intelectuales de la época. En esta terraza murió asesinado el médico y político Ròmul Bosch de un disparo.
Durante la Guerra Civil, el hotel fue ocupado por sindicatos y partidos políticos, y durante el alzamiento del 18 de julio de 1936, un grupo de militares franquistas se escondió en su interior. Acabó rindiéndose y fue arrestado por soldados republicanos. Esos años, el inmueble también fue la sede de la juventudes unificadas del PSUC y de la UGT y en la fachada se colgaron fotos de Stalin y Lenin.
Tras la guerra, el edificio fue comprado por el Banco Español de Crédito. Fue derribado y en el solar se levantó un inmueble de línea neoclásica y monumental, habitual de los años franquistas, con esculturas de Frederic Marès.