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Un total de siete empresas constructoras de primera línea optaban a construir las 64 viviendas sociales del edificio que ocupará parte del terreno del conocido bingo Billares, en la confluencia de las calles Gran Via con Nàpols.

Al final, la elegida fue Copcisa, una empresa familiar en manos de la una familia de Terrassa, localidad en la que fue fundada en 1965. Su presidente, Eloi Carbonell, cuenta en su consejo de administración con Benet Armengol y Alfredo Pastor, mientras que el director general es Jordi Puigferrat.

El edificio a construir costará a las arcas municipales 12.963.947 euros y deberá estar terminado dentro de 32 meses, es decir, para el verano de 2028.

Dos ascensores

Se trata de un solar de 1.187 metros cuadrados que albergará 64 viviendas sociales. De ellas, 51 tienen dos dormitorios dobles, mientras que 13 tendrán dos dormitorios, uno dispondrá de una habitación doble y otro más tendrá una habitación sencilla. El proyecto prevé que la finca disponga de dos ascensores.

El proyecto del edifico relata que “el emplazamiento del proyecto es muy significativo en tanto que se trata de una zona especialmente protegida del Eixample de Barcelona”. En el solar existente, hay tres acacias “de escasa entidad” que se han de retirar.

El edificio de Nàpols junto a la zona de perros donde se hará el CAP de Fort Pienc / MA - JORDI SUBIRANA

Descontaminación del solar

Además, precisa que se procederá a un trabajo de descontaminación del solar. “La capa superior del suelo, de 75 centímetros, se puede considerar la más contaminada, sin peligro para la salud humana, por el efecto de un terraplenado defectuoso”.

En el edificio irá un centro de atención primaria (CAP) para el barrio del Fort Pienc, que los vecinos llevan casi dos décadas reclamando, El equipamiento sanitario ocupará la planta baja y parte del altillo, la primera planta y el sótano. El CAP, no obstante, será objeto de una licitación y presupuesto aparte.

Elevada calidad de vida

El proyecto se ha realizado teniendo en todo momento presente las necesidades de una elevada calidad de vida en las viviendas sociales que se construyan.

Así, el proyecto advierte que “atendida la dualidad que supone el ruido existente en la Gran Via y la relación de los programas del proyecto, es decir, la coexistencia entre el equipamiento sanitario y las viviendas, se propone situar el equipamiento sanitario en las plantas baja, altillo y parcialmente en la primera planta, estando esta última ocupada por el programa del equipamiento sanitario a lo largo de toda la fechada que da a la calle, alejando a las viviendas del ruido, al mismo tiempo que otorga una unidad compositiva en esta primera planta del edificio”.

El terreno de las futuras viviendas sociales

El ruido, bajo control

Para blindar de la contaminación acústica los pisos, se pretende “colocar en las bajas y altillo del edificio un espacio de transición a lo largo de toda la fachada, que actúe como elemento de separación entre el espacio público y el equipamiento sanitario, consiguiendo de esta forma una mejor intimidad para la actividad del equipamiento, así como una mitigación acústica y climática respecto al exterior”.

Asimismo, se incide en que se ha de “prestar mucha atención a la protección acústica de los pisos ubicados en el chaflán y a los que da a la fachada de Gran Via, debido a las alertas que se derivan del mapa acústico de la zona”.

La fachada de Gran Via tiene algo más de 14 metros, que se suman a los 19,75 metros que mide el chaflán y a los 31 restantes que dan a la calle Nàpols.

Interior de una sala de Bingo Billares

Parking de bicicletas

El edificio tendrá una planta subterránea con tres áreas diferenciadas: un aparcamiento con rampa de acceso que dispondrá de un ascensor y una escalera que lo comunican con la planta baja; otra de almacenamiento del CAP que va en las plantas inmediatamente superiores; y una tercera donde irán los espacios de instalaciones de comunicación (telefonía, Internet o televisión), así como la cámara de residuos y un parking de bicicletas.

En su cubierta, dispondrá de 154 metros cuadrados para poner tendederos comunitarios, así como espacio para instalaciones de telecomunicaciones, chimeneas de ventilación y placas fotovoltaicas.

Este proyecto se había gestado ya en la época en que Jordi Hereu era alcalde, pero luego cayó en el olvido, hasta que el actual alcalde, Jaume Collboni, lo rescató de la papelera, le dio perfil y espera materializarlo en menos de tres años.

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