“Barcelona no es vuestro puto centro comercial”, se lee en una marquesina publicitaria en la ronda Sant Antoni. El cartel, escrito en inglés para que todos los turistas que pasen por delante puedan entenderlo, está en una de las marquesinas publicitarias que el Ayuntamiento tiene concesionadas, pero no es una campaña oficial. Se trata de una nueva protesta anónima contra la llegada de turistas a la ciudad, que en los últimos meses ha generado mucha controversia y debate alrededor de los beneficios y los efectos colaterales de un sector básico para la economía.
En avenida Paral·lel, cerca de la calle Rocafort, ha aparecido otro cartel: “Dejad de aumentar el precio de los alquileres”. La falta de vivienda asequible es otro de los temas candentes en Barcelona. Hace dos semanas miles de personas salieron a la calle para protestar por la constante subida de los precios de alquiler, que ya han superado el récord histórico alcanzado justo antes de la crisis económica de 2008. Algunos movimientos sociales culpan a los pisos turísticos de este aumento, aunque no son la única causa (la escasez de oferta, los miles de pisos vacíos y, por qué no, la avaricia, también contribuyen a subir los precios).
CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN
Ante la avalancha de críticas de la oposición, el Ayuntamiento ha tenido que salir al paso y aclarar a través de un tuit que no se trata de una campaña oficial.
El primero en abrir la caja de los truenos fue el líder municipal de ERC, Alfred Bosch, que se apresuró a pedir responsabilidades a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Los líderes de Ciutadans y el Grupo Demócrata, Carina Mejías y Joaquim Forn, le siguieron con sendos tuits criticando la supuesta campaña y exigiendo una investigación.
No es la primera vez que Barcelona amanece con carteles y pintadas en contra de los turistas. Hace aproximadamente un mes en los alrededores del Parc Güell aparecieron numerosas pintadas amenazantes: “¿Por qué la llaman temporada turística si no les podemos disparar?”, decía una de ellas, escrita en rojo y negro junto a una silueta con una diana en la frente. En algunas zonas como Vallcarca o Sant Antoni ha crecido el rechazo contra lo que consideran una masificación turística de la ciudad.