Más de un centenar de personas del ámbito educativo se ha dado cita en el Recinte Modernista de Sant Pau con el afán de impulsar un nuevo prototipo de bibliotecas escolares. No se trata de modernizar el espacio físico con una colección muerta. El modo de conseguirlo lo explicaba la bibliotecaria Marta Roig en forma de cuento.

El cuento de los cinco pares de botas. Cada par está diseñado para darle un uso diferente a la biblioteca escolar. Las botas de la revolución educativa, que permite explorar las posibilidades de cada biblioteca. Las botas de la cohesión, que cuentan con la participación de las familias. Las botas de la  dinamización cultural, que incluye actividades con entidades culturales externas al centro educativo. Las botas del laboratorio, que impulsan a la lectura. Y las botas de cultura digital, que seleccionan recursos digitales y “crean viquimaratones para que el conocimiento de los alumnos llegue a la sociedad”, contaba la bibliotecaria.

Fábula ' Los cinco pares de botas' / AROA ORTEGA

Recinte de Sant Pau. 'Los cinco pares de botas' / AROA ORTEGA

Con esta fábula, la experta en Biblioteconomía y Documentación, explicó, paso a paso, el proyecto de `bibliorevolución' que desarrolla la Fundación Jaume Bofill pensado para todas las escuelas. “Una biblioteca viva y activa con la escuela”, contaba Roig. Un proyecto que cuenta con material especializado, el asesoramiento de un experto en biblioteconomía o de algún ámbito concreto según las botas con las que se calce cada escuela para llevar a cabo su 'bibliorevolución'.

Las escuelas de Barcelona pueden apuntarse a este proyecto hasta el día 15 de enero . Posteriormente, la fundación elegirá 30 escuelas y a partir de febrero, cada biblioteca, ‘calzada’ con las botas que mejor le convenga, caminará hasta final de curso para conseguir dinamizar su biblioteca.

Tras la presentación del proyecto, se explicaron algunos ejemplos dinamizadores que ya funcionan en algunas bibliotecas escolares.

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La bibliotecaria Marta Roig / AROA ORTEGA

LA BIBLIOTECA AL SERVICIO DEL CENTRO

Carlos Ortiz, bibliotecario del instituto Menéndez Pelayo habló del plan Acompañamiento al trabajo de investigación que realizan los alumnos de bachillerato. Un servicio a petición del alumnado que consiste en la organización de talleres para cada fase del trabajo de su investigación.Sin embargo, el plan que más éxito está teniendo desde la biblioteca del centro es el de las ‘scape rooms’ que consiste en que los alumnos abran una caja cargada de elementos inspiradores de historias. Unos objetos que provocan una serie de incógnitas que solamente se resuelven consultando algunos libros. Los estudiantes se convierten en investigadores de historias pasadas, detectives de sucesos y viajeros en el tiempo.

FAMILIAS IMPLICADAS

“Hace años que tenemos una comisión escolar de biblioteca formada por los padres y madres de los alumnos”, contó Mariana Trabal, ex profesora de la escuela Orlandai. “Imagináos la potencia del mensaje de un padre en casa diciéndole a su hijo que su madre está en el club de lectura de la escuela”, ha lanzado esta reflexión al personal académico presente en la sala. Ésta comisión o el mural de fotos de los más pequeños leyendo en casa que se ha colgado algunos años en la escuela, han incentivado a los alumnos a que la lectura forme parte de sus vidas.

TRANSFORMACIÓN DEL ESPACIO

Una escuela que invita a ilustradores, escritores y dramaturgos a charlar con los alumnos en un espacio compartido. La escuela de los jesuitas del barrio del Clot, habilitaron la biblioteca con un nuevo mobiliario. Sofás de varias plazas para leer colectivamente. Incluso algunas clases se han dado en la biblioteca y el profesor ha guiado algunas lecturas que son referencia en algunas asignaturas. “La lectura tiene ser un placer más allá de la obligatoriedad para aprobar los exámenes”, aseguraba Òscar Cabo, responsable de la biblioteca del colegio.

A parte de las propuestas que exhibieron algunos colegios, el proyecto bibliorevolución anima a que las escuelas se replanteen el uso de sus bibliotecas para que éstas dejen de ser obsoletas. La escuela que consiga reactivar la actividad de su biblioteca con el compromiso del máximo número de personas de la comunidad educativa, conseguirá un premio de 6000 euros. Los tres colegios que queden en los siguientes puestos obtendrán un reconocimiento de hasta con 1500 euros.

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