La campaña electoral de los comicios autonómicos con más incertidumbres de los últimos años ya es historia. Las siete formaciones que se presentan a las autonómicas han plegado velas, desmontado escenarios y carpas y cerrado micrófonos después de dos largas semanas de mítines, baños de masas, propaganda y carteles. Los presidenciables y su séquito se han retirado a sus cuarteles de invierno para pasar la jornada de reflexión con los ojos puestos en las urnas del jueves y con el corazón en un puño. La mayoría de candidatos han llegado exhaustos a la línea de meta de la campaña, sobre todo los que no han tenido ni un hueco en su agenda ni un suplente en los debates, como Miquel Iceta (PSC) e Inés Arrimadas (Ciutadans), a quienes encima ha afectado un inoportuno resfriado. A Xavier García Albiol (PP), secundado por un deportista Mariano Rajoy, y a los independentistas se les ha visto llegar a al sprint definitivo más enteros. Pero seguro que la procesión y el cansancio van por dentro. Igual que las dudas y la incógnita que depara el escrutinio.
El cierre oficial -con mítines muy concurridos- ha sido la traca final con la que intentar convencer a los últimos indecisos, si es que todavía queda alguno, después de tantos fuegos artificiales lanzados desde programas electorales, debates, acusaciones cruzadas, cábalas y enfrentamientos a cara de perro. No ha habido cuartel ni para los compañeros de bloque ni para los enemigos del bloque de enfrente, ya fuera constitucionalista o independentista, o viceversa.
El candidato con más números para ser escogido como President de la Generalitat, el republicano Oriol Junqueras, no ha podido participar en el último acto de campaña (ni en ninguno) porque sigue en prisión preventiva en la cárcel de Estremera. Para compensar su ausencia, ERC ha organizado el evento en el municipio donde reside y donde fue alcalde Junqueras: Sant Vicenç dels Horts. En ausencia del titular, la presidenciable suplente de los republicanos, Marta Rovira, ha apelado al voto útil de los separatistas “para evitar el triunfo” de Ciutadans, la nueva bestia parda del independentismo, empatada a puntos con Rajoy, la represión policial del 1-O y el artículo155.
NADA DE JUGAR A LA RULETA RUSA
La aspirante 'naranja' a ganar las elecciones y convertirse en la primera mujer del bloque constitucionalista elegida Presidenta de la Generalitat (y de paso robarle la pole position a ERC en la última curva), Inés Arrimadas, se ha despedido de la campaña en la plaza Mayor de Nou Barris, antiguo bastión socialista. Y a lo grande, arropada por 2.500 seguidores. Arrimadas, que nunca podría alcanzar la cima del Govern autonómico sin el apoyo del resto del bloque unionista, ha lanzado el último aviso para navegantes y, de paso, pescar indecisos: “No estamos para jugar a la ruleta rusa", en clara referencia a un PSC que durante toda la campaña se ha mostrado esquivo a facilitar su investidura. “Que nadie se la juegue votando a partidos que a la mínima te hacen un tripartito", ha repetido la líder de Ciutadans pensando en los de Iceta.
O eso, o de lo contrario no habrá forma humana de despertar “de la pesadilla" del procés. El presidente de Cs, Albert Rivera, también desde Nou Barris, ha sido más directo y, sin rodeos, ha pedido "prestado" el voto del PSC para "convertir el cinturón rojo en naranja".
El tercero en discordia (o primero, porque ninguna encuesta aclara nada), el expresident Carles Puigdemont (JuntsxCatalunya), ha iluminado el acto final de los suyos en la plaza de la Virreina de Barcelona por videoconferencia desde Bruselas, como ha venido haciendo toda la campaña. Y gracias a la magia de la tecnología, Puigdemont ha estado al unísono omnipresente en las pantallas gigantes de un centenar de actos electorales repartidos por toda la geografía de Catalunya.
ENTRADA LEGÍTIMA EN EL PALAU
Puigdemont ha insistido en la que ha sido su consigna única en la recta final de la campaña: debe ganar las elecciones para ser investido President y triunfante poder “entrar el Palau de la Generalitat” (como si no hubiera una orden policial de búsqueda y captura contra él) bien arropado y “acompañado del Govern legítimo que el 155 ha cesado y decapitado", un ejecutivo que (por cierto) Carles Puigdemont ha insistido que incluye al vicepresidente Oriol Junqueras (al que obviamente descarta como futuro President) y a otros miembros de ERC. El colofón al evento lo ha puesto la repetición del mensaje de audio que el número 2 de la candidatura, Jordi Sànchez, expresidente de la ANC, grabó hace unos días desde la prisión, y que ha levantado los más fervorosos aplausos entre los asistentes.
El primero de los que no tiene demasiadas opciones de ser el más votado, pero no por eso ha dejado de soñar con verse investido como único presidente posible del bloque constutucionalista, Miquel Iceta (PSC), ha elegido Cornellà de Llobregat -el municipio en el que debutó como concejal en la primera legislatura democrática- para concluir su periplo hacia el 21-D . Y queriendo ser profeta en su tierra, se ha despedido apelando a la “reconciliación”, una de las bazas que los socialistas más han jugado durante la campaña. “Hay que evitar que el odio nos envenene” ha reivindicado el exministro socialista Josep Borrell, que ha ejercido de escudero de excepción para Iceta y ha hecho de poli malo cuando ha hecho falta elevar el tono de los discursos.
“Sería ridículo que alguien volviera a querer seguir el camino de una independencia de fin de semana, que se declara un viernes para no volver el lunes”, ha incidido Borrell, padre de la propuesta de “desinfectar” la herida que ha dejado el procés antes de cerrarla, una metáfora que ha enervado (y mucho) al separatismo, siempre con la piel tan fina.
UN BESO Y UNA PUÑALADA
La coalición En Comú Podem (ECP) ha dicho adiós a la campaña llenando las 600 localidades del teatro Josep Maria de Sagarra, en Santa Coloma de Gramenet. La última arenga la ha lanzado el líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien ha evocado el comentado beso en los morros que se dio “por casualidad” con el ahora candidato a la Generalitat por ECP, Xavier Doménech, entre los escaños del Congreso de los Diputados. Ese roce de labios simbolizó, ha glosado Iglesias, “a España y a Catalunya besándose mientras a la derecha se le ponía la cara de color sepia". El ósculo también debe entenderse, ha descifrado el líder de la formación violeta, como un mensaje subliminar de que en la política "sobra testosterona y falta ternura para salir adelante".
Y más en unos tiempos en los que “el procesismo está agotado”, ha subrayado Iglesias, partidario de una reedición del tripartito con PSC y ERC pero que tiene pocos números para hacer el pleno al 15. Y con cierta sorna, el líder de Podemos y Doménech han pronosticado lo que ocurrirá si los independentistas consiguen una mayoria holgada: “Habrá una discusión sobre si tiene que ser president Junqueras, Puigdemont o Marta Rovira y tras varias puñaladas sobre quién se tiene que quedar en el basurero de la historia y después una promesa de vía unilateral, prometerán el apoyo de Israel, y otra vez al bucle".
La campaña electoral de un PP al que todas las quinielas auguran unos pésimos resultados la ha cerrado el mismísimo Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que a la par fue quien también convocó los comicios. El Presidente ha aprovechado su parlamento en la última cena-mitin en Barcelona de los populares para insuflar algo de optimismo entre sus filas. “Catalunya va a ganar porque estas elecciones ya han roto el separatismo”, ha dicho. Rajoy ha defendido la aplicación del artículo 155 de la misma manera que ha anunciando “una voluntad de dialógo” tras el 21-D. Pero ojo, el Presidente ha advertido de que no aceptará "ninguna imposición", porque a la vez que defiende “la reconciliación” velará “por el cumplimiento de la ley”.
PUGNA DE ESCAÑOS CON EL INDEPENDENTISMO
Tampoco se ha olvidado el líder del PP de repetir una postrera vez la llamada de alerta que con gran intensidad ha lanzando su partido durante la cuenta atrás de la campaña: que los populares se disputan los últimos escaños sin dueño en las provincias de Tarragona, Lleida y Girona con las formaciones independentistas. Por eso, ha insistido Rajoy, el voto a su formación es “el doble de necesario", para que esos sillones del Parlament no caigan en manos de la "ruptura" y de esta manera el PP pueda facilitar un gobierno de mayoría constitucionalista.
Por último, el cabeza de lista de la CUP por Barcelona, Carles Riera, ha reafirmado en la clausura de su campaña que los anticapitalistas serán la "garantía" de que tras el 2-1D "la mayoría republicana “no caerá en la tentación del autonomismo y la claudicación" y a cambio será la argamasa imprescindible para que se se "materialice" la "república" catalana por la vía unilateral. El mitin final de la CUP ha reunido a unas mil personas en el pabellón de Virrei Amat.