Las aguas bajan turbulentas en Foment del Treball, la gran patronal catalana. La amenaza de expulsión de la patronal Cecot, de Terrassa, puede provocar la mayor crisis de la institución en los últimos años. Mientras el presidente de Foment, Joaquim Gay de Montellà, medita las medidas a tomar ante la indisciplina de la patronal comarcal, el presidente de Cecot, Antoni Abad, saca pecho, jaleado desde círculos políticos, y denuncia una “venganza” contra su persona.
Lo cierto, según señalan a Metrópoli Abierta fuentes de Foment, es que “la actitud de Cecot es desleal. En realidad, sabemos lo que piensa su presidente, no lo que piensa Cecot. Abad es muy nacionalista y siempre jugó la misma carta. Ahora, se ha convertido en la punta de lanza del independentismo para romper la patronal, pero ya veremos qué pasará. Lo cierto es que ha comenzado la campaña muy pronto, porque las elecciones son a finales de este año y él ya lleva meses machacando el terreno. Y el indepedentismo lleva años intentando controlar la institución de Foment”.
Las reglas de juego son muy claras: Cecot es una organización comarcal y sólo puede actuar dentro de sus límites territoriales. Pero no ha cumplido las reglas. Muchos de sus actos “han sido en Barcelona, siempre con la asistencia de varios miembros del Gobierno catalán, que acudían en masa a esas citas”. Y los estatutos son muy claros: no puede celebrar actos en Barcelona, porque no es su territorio. Por tanto, ha incumplido las normas y puede ser castigada por ello.
Las fuentes citadas explican que en los últimos años Antoni Abad ha sido el fiel comisario del independentismo que jamás se ausentó de ninguna reunión de la cúpula de Foment. Y siempre pide la palabra en esos cónclaves para marcar perfil. “Lo cierto es que es un intrigante”, remachan las fuentes.
El pasado lunes, Gay de Montellà presentó la propuesta de expediente a Cecot dentro de la cúpula de Foment. Tuvo 42 votos a favor por 9 en contra. La patronal del Vallès tiene 15 días para aportar argumentaciones contra ese expediente. El acuerdo señala que “Cecot debe justificar su actuación durante el año 2017 en relación al punto quinto de las normas de funciónamiento del ámbito territorial y que dice que si una organización territorial tiene iniciativas o quiere gestionar asuntos de ámbito estatal las debe plantear a Foment para que eventualmente se trasladen a la administración del Estado mediante la CEOE-Cepyme”. Ese punto, también dice que si Foment o la CEOE no asumen las propuestas y no presentan objeciones fundadas, “la organización puede llevar adelante sus gestiones con medios propios”.
EXALTACIÓN INDEPENDENTISTA
Pero, según aseguran fuentes de Foment, Cecot jamás pidió el apoyo de Foment en los actos que realizaba fuera de su demarcación “porque Abad siempre ha ido por libre y atendía más al calendario que le marcaban los políticos que al de nuestra organización”. El presidente de la Cecot, por su parte, apeló a que en estos momentos “es necesaria la unidad” y que, a pesar de algunas diferencias, las relaciones entre su patronal comarcal y la gran patronal es correcta. De momento, mantiene su candidatura a presidir Foment a finales de este año.
Desde posiciones políticas soberanistas, lo que se entrevé es un castigo a Cecot por posicionamientos políticos de algunos de sus dirigentes. Pero es cierto que la Nit de l’Empresari, un gran acto anual que realiza Cecot, se trasladó de Terrassa a Barcelona y fue, al final, un gran acto pero de exaltación del independentismo, con la presencia del entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont como figura invitada. Para este año, se prevé hacer otro tanto, mientras que Abad no se muerde la lengua al reclamar el “derecho a decidir”. Cecot se sumó también a la petición de huelga general el 3 de octubre, en protesta por no haber podido realizar legalmente el referéndum del 1 de octubre.
El 31 de octubre pasado, Cecot envió una carta al ministro de Economía, Luis de Guindos, en la que le trasladaban la preocupación de las empresas de esta patronal por lo que consideraban “una limitación de los derechos básicos de los accionistas, propietarios en su mayoría de pequeñas y medianas empresas y que forman el 98% del tejido empresarial en España y en Cataluña”. Esa protesta era para rechazar el decreto del Gobierno central que permitía a las empresas cambiar su sede en 48 horas.
Esa medida, según la Cecot, “substrae de la junta general de una empresa la competencia para acordar el traslado de su sede, y lo hace de tal modo que el órgano de administración podrá llegar a tomar la decisión de trasladar la sede social incluso en contra de la voluntad explícita de los socios o accionistas”. Decía la misiva que los argumentos que apoyan la reforma exprés se deben a “una voluntad más condicionada por el momento político actual que por la necesidad de reforzar el papel de los administradores en detrimento de los accionistas”. Desde Foment, en cambio, se aplaudió la iniciativa.
En febrero del año pasado, Foment y Cecot sellaron un acuerdo por el que la patronal vallesana se comprometía a cumplir los reglamentos y a respetar los códigos éticos de Foment. Visto lo visto, y con el expediente encima de la mesa, está visto que ninguna de esas expectativas se han cumplido.
QUERELLAS PENDIENTES
Por si fuera poco, en la actualidad, Abad tiene pendientes dos querellas interpuestas hace año y medio por su exsocio Francesc Xavier Chalé, que le acusa de falsedad en documento, administración desleal y estafa procesal. El socio afirma que los hermanos Antoni y Josep Abad, con los que tenía un grupo de escuelas, falsificaron su firma en varios documentos que luego presentaron en los juzgados. Además, desvela que el entramado de empresas de los Abad giraban facturas falsas de unas empresas a otras por servicios no prestados para deducir IVA y el impuesto de sociedades.
Cierto es que los hermanos Abad también denunciaron por administración desleal a su otrora socio y las acusaciones cruzadas habrán de dirimirse en los juzgados, pero el pleito no beneficia las aspiraciones del candidato a presidente de la gran patronal catalana. El independentismo quiere, a toda regla, controlar la institución de Foment, pero es una incógnita si Abad es el hombre adecuado. En todo caso, para presidir Fomento ya suenan también otros nombres de prestigio, como Joan Castells o Ramon Adell, que pueden frustrar sus aspiraciones sin necesidad de que las querellas societarias influyan en el resultado de las elecciones.