“El conflicto forma parte de la vida pero lo que nos define es cómo solucionamos cada conflicto”. Así comenzaba el manifiesto que hoy leía un vecino del barrio de La Prosperidad en la reinauguración del oratorio musulmán de la calle de Japón. Desde la Asociación de Vecinos y Vecinas del barrio, leían: “por fin tienen un lugar que llamar suyo. Celebramos la culminación de un proceso muy largo que ha abierto nuevas relaciones”. La mayoría de los asistentes que han acudido a la cita pertenecen a entidades sociales: así como Unitat contra el Feixsme i el Racisme, Nou Barris Acull, Casal de Joves de la Prosperitat, el párroco de la Iglesia de Santa Engracia, muchos integrantes de los cuales son vecinos de la zona y algunas personas que también residen en el barrio.
La cita suscitaba cierta preocupación social y por eso, los Mossos d´Esquadra y la Guàrdia Urbana estaban presenten en cada esquina de la manzana donde se ubica el oratorio. Mohammed, miembro de la comunidad ha hecho una llamada a la convivencia desde el escenario de la plaza. Ha asegurado que el oratorio “está abierto a todos”. La pena, para algunos vecinos es que “no le hemos entendido porque la mayor parte del discurso no es en castellano ni catalán”.
“Con respeto no hay temas tabúes”, han remarcado los vecinos que apoyan la apertura del oratorio para su normal funcionamiento.
A día de hoy “los actos violentos contra el local, número 28-30, han disminuido”, ha asegurado Mohammed.
“Nos han prohibido las caceroladas y los pitidos que usábamos de forma pacífica en contra de la apertura”, según #CalleJapónNoSeRinde, el movimiento social que se proclama contrario a la ubicación del oratorio musulmán. “Nosotros buscamos alternativas a ese local, por ejemplo, uno de la calle Ramiro de Maeztu”, ha contado un miembro de la plataforma. “Tenemos algo de miedo y no queremos que se trafique en nuestra calle”, ha sentenciado uno de los integrantes. Sin embargo, reconocen que no conocen mucho a las personas de esa comunidad musulmana. Cuentan que la comunidad musulmana les ha denunciado con el respaldo de algunas entidades del barrio pero que “luego, no aparecen en el juicio”.
Mientras esta plataforma y algún miembro solitario de Plataforma x Catalunya han permanecido en la acera de enfrente del oratorio pasivamente, el oratorio ofrecía una tarde de puertas abiertas a todas las personas que quisieran entrar a conocer el espacio y la comunidad. Una vez dentro, el descubrimiento de los más curiosos ha sido en positivo. Algunos miembros de la comunidad han explicado las características de su fe y de sus prácticas religiosas. Jamila, Ahmed o Abdelaziz han servido un té y han guiado a las personas en un local que acoge todos los viernes al mediodía (el día religioso más importante de la semana) a unas 40 personas. Una cifra muy variable, según los acontecimientos de la semana. A veces, la comunidad musulmana se ha encontrado con la cerradura cubierta de silicona o con pintadas en contra de su fe.
No es el primer intento que la comunidad musulmana de la calle de Japón intenta salir adelante en armonía con los vecinos de la zona (algunos mantienen las pancartas en pro del cierre del oratorio en sus balcones). En esta ocasión, la comunidad musulmana se ha visto respaldada por multitud de organismos públicos como representantes del Departament d´Afers Religiosos de la Generalitat, también de la Oficina d´Afers Religiosos de l´Ajuntament de Barcelona, la Comissió d´Immigració, Interculturalitat i Diversitat, regidores de varios partidos del distrito de Nou Barris y otras entidades públicas gestoras de la interculturalidad en diferentes barrios de Barcelona.
Hacia las 21:00 horas, apaciguó el tráfico de personas en la calle y lo que en un principio, podía haber suscitado alguna disputa, al primer acercamiento de algunos miembros de la plataforma #CalleJapónNoSeRinde a las puertas del oratorio, la policía ha intervenido dialogando y no ha sucedido ningún altercado.