A la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se le ha abierto otro frente: el del turismo. La CUP iniciará en los próximos días una campaña turística que pretende ser la continuación de la del año pasado. En otras palabras: volverán los comandos antituristas para protestar contra la masificación de los viajeros eventuales en Barcelona y, especialmente, contra el turismo de los cruceros y de borrachera.

“Volvemos a realizar la campaña porque el tema está supervigente. El objetivo es desmitificar el turismo, pero en el bien entendido que no vamos contra el turismo en sí, sino contra el modelo de turismo que padece Barcelona”, explica una fuente de la CUP a Metrópoli Abierta. Estas fuentes aseguran que los independentistas “no abominamos del turismo. La gente tiende a moverse y es natural. Los catalanes también salimos fuera. Pero sí estamos en contra del modelo que acaba con las ciudades y las destruye”.

La cúpula cupaire de Barcelona ha presentado sus “mitos del turismo”, un documento donde dejan claro que se acerca el verano y, con él, “ya se percibe el aumento de la afluencia turística a nuestras calles, la congestión del espacio público, el colapso de algunas líneas de transporte público, el ruido nocturno, la contaminación del aire agravada por los cruceros y otras molestias”.

Recuerdan, además, que “según las encuestas municipales, ya son mayoría los vecinos de Barcelona que opinan que es preciso poner límites al turismo, porque más no significa mejor”. La intención generalista de la organización radical es desmitificar que el turismo es la gallina de los huevos de oro de Barcelona; o desmontar el mito de que el turismo no se puede regular; o el mito de que las responsabilidades políticas no están en el Ayuntamiento, sino en otras administraciones.

ERRADICAR LOS GUETOS DEL TURISMO

Por eso, en la diana de la CUP están varias líneas estratégicas a seguir en esta campaña: primero, luchar contra la gentrificación de los barrios; en segundo lugar, erradicar las zonas destinadas exclusivamente al turismo. “En Barcelona, tenemos sitios enfocados exclusivamente al turismo, que son zonas excluyentes para los vecinos. Podemos hablar lo mismo del Parc Güell que de los refugios del Carmel. Debemos hacer compatibles estas zonas para los viajeros pero que también las disfruten los vecinos de la ciudad”, aseguran las fuentes.

Según la CUP, “lo que vamos a hacer es luchar contra el concepto de que la desmitificación del turismo es racista. No, no es verdad. Lo que no queremos es que vengan dos transatlánticos diarios y que suelten a grupos de turistas que no respetan nada”. El modelo de turismo que proponen los radicales pasa por el respeto al entorno ambiental y social, un modelo urbanístico basado en el decrecimiento de la ciudad y la “socialización de beneficios”, que se han de destinar a vivienda social y a la promoción de circuitos económicos cooperativos.

DESCRIMINALIZAR LAS PROTESTAS

Una de las vertientes de la campaña es “visibilizar que existe otro modelo de turismo. No estamos en contra de que se alquilen habitaciones para compartir. Es más: hay familias que necesitan esos ingresos extras para poder pagar su vivienda o su alquiler, por eso, no enfocaremos nuestra campaña por ese lado. Pero otra cosa es el crecimiento incontrolado de los pisos turísticos, que va parejo a las dinámicas especuladoras de la vivienda”. Al mismo tiempo, será una campaña destinada a “descriminalizar a las personas que luchan contra ese modelo de turismo”.

Desde la formación anticapitalista se cree que “este verano batiremos récord de visitantes, aunque algunos se empeñan en decir que cada vez menos gente quiere venir a Barcelona. Las previsiones son también que llegarán un número alucinante de cruceros. Y ante este tema, hemos de avanzar nuestro posicionamiento político”.

El año pasado, la organización juvenil de la CUP, Arran, realizó una dura campaña en la que se incluían acciones como pinchar ruedas de buses turísticos o atacar bicicletas de una empresa dedicada al alquiler de estos vehículos. La reparación de uno de los autobuses atacados, al que le pincharon tres ruedas y le realizaron pintadas, costó más de 1.800 euros.

APOYO A LOS BOICOTS

¿Seguirán las acciones este año? “La CUP realizará acciones y movilizaciones, aunque no serán acciones muy duras. Daremos prioridad al apoyo a grupos que están en contra del modelo de turismo. Pero sí queremos denunciar la situación mediante movilizaciones constantes y masivas”, advierten las fuentes consultadas. Otra cosa, claro, son las acciones que llevarán a cabo esos grupos, acciones de las que la CUP se desligará oficialmente aunque políticamente las apoye.

La organización anticapitalista niega, por otra parte, que vaya a causar destrozos materiales, pero otra cosa es el boicot a autobuses turísticos o a empresas que viven del “turismo salvaje”. En este sentido, apuntan a que es muy fácil detener un bus turístico o sabotear rutas programadas de empresas de turismo masivo. Incluso es muy fácil crear inquietud en los grupos de turistas que visitan determinados monumentos.

Un alto dirigente de la CUP resume su filosofía en dos escuetas frases: “Los turistas que vienen a conocer mundo, sí; los turistas que vienen a consumir exclusivamente y a destrozar la ciudad, no”. Se refiere, en la última frase, tanto a lo que se denomina “turismo de borrachera” como al turismo masivo planificado, que suele venir en tours organizados por grandes multinacionales. Contra todos ellos, la CUP estará “en pie de guerra”. A Ada Colau, pues, se le acumulan los problemas.

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