Barcelona tardó cuatro meses en reponerse del atentado de la Rambla y empezar a protegerse urbanísticamente. Desde entonces, la ciudad condal ha aumentado las medidas de seguridad y ha hecho cambios físicos en sus calles, insuficientes y fuera de tiempo.
Dos días después del atentado de la Rambla, Colau justificaba con que “la seguridad al 100% no existe, especialmente cuando hay personas aisladas dispuestas a hacer barbaridades y con unos medios muy rudimentarios”, el que la Junta de Seguridad Local hubiera rechazado colocar bolardos y hubiera optado por aumentar la presencia policial.
Cuatro meses después, a regañadientes, el Ayuntamiento colocó los primeros bolardos en la Rambla, donde la presencia policial es continua. Además de una mayor presencia de Mossos d'Esquadra y Guàrdia Urbana en zonas turísticas, se han instalado barreras fijas en Las Ramblas, la Sagrada Familia, la avenida de la Catedral y portal de l'Àngel. En estos tres últimos casos se han colocado grandes macetones que impiden el paso de vehículos.
BOLARDOS EN LA RAMBLA
El Ayuntamiento de Barcelona instaló el 12 de diciembre de 2017 en la Rambla, cuatro meses después de los atentados, bolardos fijos de hierro en el lugar por el que entró la furgoneta que perpetró el atentado, a escasos metros de la fuente de Canaletas.
CATEDRAL DE BARCELONA
Aprovechando los preparativos logísticos para la navideña Fira de Santa Llúcia, se colocaron unas grandes jardineras en la avenida de la Catedral de Barcelona.
Estos elementos impiden que se vuelva a repetir un atropellamiento masivo voluntario y los puedes ver en la plaza Nova y el cruce entre la plaza de la Catedral y la Via Laietana.
SAGRADA FAMILIA
Otro de los lugares de la capital catalana que ha sufrido modificaciones desde los atentados del año pasado ha sido la zona de los alrededores de la Sagrada Familia.
En ella se ha hecho peatonal una parte de la calle Sardenya y se han instalado jardineras para impedir que se pueda atentar en el exterior de la basílica siguiendo el modus operandi del fatídico atropello de la Rambla.
EL CASO DE NUEVA YORK
Barcelona, con sus diferencias, es la New York europea, una ciudad con mucha vida, multiculturalidad, top en Instagram y viajes... Un destino obligatorio para cualquiera al que le guste viajar. Y por ello las dos están expuestas al peligro de la violencia de los radicales.
El alcalde de Nueva York ha anunciado que destinará 50 millones de dólares a colocar bolardos por las calles y plazas y proteger así a los ciudadanos de la amenaza terrorista. Más de 1.500 de estos obstáculos se repartirán por la ciudad americana.En Barcelona no llegan al centenar.
Berlín, Niza, Sidney, Melbourne, son sólo algunas de las ciudades que han apostado por los bolardos y seguridad especial ante la amenaza terrorista.