La solución a la contaminación pasa por cobrar un peaje. Así lo consideraron –hace unos días– Ecologistas en Acción coincidiendo con el Ayuntamiento de Barcelona. Y así lo proponen ahora las constructoras. Según Seopan, la patronal de grandes constructoras y concesionarias, esta medida de “peajes inteligentes” permitiría reducir la congestión hasta en un 50 % en "hora punta".

De este modo, se ahorrarían 150 horas anuales en atascos. Además, estima que contribuiría a reducir en hasta un 15 % las emisiones de CO2 tanto en Barcelona como en Madrid. Este peaje en las vías de acceso recortaría la contaminación y los atascos.

UNA TASA DE PEAJE FLEXIBLE

Los denominados "peajes inteligentes" consisten en articular un cobro de peaje solo en alguno de los carriles de las vías de acceso, de forma que los conductores decidan circular por ellos o no en función de la fluidez del tráfico. Además, tienen una tasa de peaje flexible, de forma que el peaje es más caro cuando hay más trafico.

Esta propuesta coincide con otras que salieron a la luz. Por ejemplo, el experto Àlvar Garola, del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental UPC, planteó un peaje que oscilaría entre 1 y 2,5 euros por día con el fin de que “conseguir reducir los tiempos de viaje, contaminación y accidentalidad”.

SISTEMA DE CÁMARAS PARA CONTROLAR LAS EMISIONES

El Ayuntamiento actúa en línea con esta propuesta. De hecho, el comisionado de Ecología del Ayuntamiento, Miquel Ortega, anunció ya la colocación de un sistema compuesto por 70 cámaras que servirán para controlar la zona de bajas emisiones. Según sus declaraciones, estarán listas antes de 2020 y permitirán la lectura de matrículas.

La patronal constructora lanza su propuesta coincidiendo con el debate abierto en estas grandes ciudades para recortar el tráfico y la contaminación. Este sistema es el que la compañía española Ferrovial ha implantado y opera en varias autopistas de de acceso a ciudades de Texas (Estados Unidos), como Dallas. Cabe recordar que la situación en Barcelona es preocupante: es la quinta ciudad europea con más contaminación atmosférica.