El paseo de Sant Joan de Barcelona es una calle peculiar. Va desde Arc de Triomf hasta la Travessera de Gràcia, y forma parte de dos distritos, el Eixample y Gràcia. Una de las curiosidades que atesora es que acoge una gran cantidad de monumentos a personajes destacados del pasado de la ciudad. El tramo que pertenece a Gràcia se conoce como Sant Joan de Dalt.
Es una avenida amplia, elegante y llena de vida y espacios verdes. Es, a su vez, una vía comercial. Cruza nada más y nada menos que once manzanas, espacio más que suficiente para albergar, a parte de esculturas, edificios emblemáticos, fuentes, parques infantiles, áreas para perros, carriles bici, plataneras e incluso zonas para jugar a petanca. Si te aburres en este paseo, es porque quieres.
UNA CALLE DE BARRIO
Es una de las vías más queridas por la gente de Barcelona. Es una calle típica de barrio, con terrazas y negocios de toda la vida, ideal para pasear o quedar para tomar algo con amigos en un ambiente acogedor.
Visitar este bulevar es adentrarse en la historia de la capital catalana. Y no solo nos referimos a los monumentos, sino también a edificios de renombre. En el cruce con la avenida Diagonal, encontrarás el monumento a Jacint Verdaguer, en el número 108, la Casa Macaya, un destacable edificio modernista del gran Puig i Cadafalch.
LA FUENTE MÁS ANTIGUA DE BARCELONA
Por si fuera poco, en la intersección con la calle Còrsega se ubica la Fuente de Hércules, la más antigua de toda Barcelona. A la altura de la calle Rosselló se halla otra fuente, esta vez la de la Caperucita Roja, y hacia el final de la calle, la escultura de fray Pedro Ponce, una obra hecha de mármol.
MONUMENTO A CLAVÉ
Por último, y no por ello menos importante, más bien al contrario, queremos destacar el monumento a Anselm Clavé, una de las estatuas más míticas del paseo de Sant Joan. Esta obra dedicada al compositor y director de orquesta fue creada por el arquitecto José Vilaseca y el escultor Manuel Fuxá y fue inaugurada en el año 1888.