No se le borra la sonrisa. Leandro Andrés Vejar lleva 12 horas de pie sujetando un cartel de cartón, pero no se le borra la sonrisa. “Mira... soy una persona sin hogar y estoy aquí para ver si encuentro algo de lo mío”, suelta en una carcajada. Lo 'suyo' es la ingeniería informática. Y, para conseguir su propósito, ha optado por el método tradicional: el face to face. Aunque, en este caso, le ha dado otro enfoque...

Con mucha fuerza de voluntad, y respaldado por la organización Homeless Entrepreneur, Leandro se ha plantado en el recinto de Fira Gran Vía del Mobile World Congress (MWC) durante la primera jornada de la cita tecnológica más importante del sector. Desde las 7 de la mañana, hasta las 8 de la tarde. Cientos de miles de asistentes han pasado por delante de él a lo largo del día. “Algunos me han preguntado, ¡ya se han interesado!”, cuenta eufórico.

MALVIVIENDO CON 'TRABAJILLOS'

Leandro, de 39 años y origen chileno, llegó a Barcelona en mayo 2015. Desde entonces, ha ido trabajando en “cosillas” pero ninguna de las oportunidades que le han surgido están relacionadas con su sector, el informático. Le pregunto si vive en la calle. Silencio. Leandro se recoloca el pelo largo detrás de las orejas, y puntualiza con timidez: “Bueno, tengo un techo... duermo en un albergue social”.

Graduado en Ingeniería de Ejecución Informática en la Universidad de la Frontera (Temuco, Chile), homologó luego su titulación en España. También es Técnico de Programación en Computación y ha trabajado como desarrollador de páginas web y analista. Así lo muestra en su cuidado currículum que ha pegado en el cartón a modo de presentación.

UN PARADIGMÁTICO CASO DE ÉXITO

A su lado está Guillem Ponsà, un colega que le hace compañía y, ya de paso, cuenta su (paradigmático) caso de éxito. Este técnico en telecomunicaciones se presentó el año pasado al Mobile con la misma intención: encontrar trabajo. Y fiel a este modus operandi, solo necesitó un mes y una semana para cambiar el cartón de sus manos por un contrato temporal vinculado a su campo laboral.

Leandro Andrés y Andrew Funk en la entrada del Mobile World Congress / PAULA BALDRICH



“Ahora sigo trabajando, estoy con una compañía telefónica”, relata orgulloso a Metrópoli Abierta. Es difícil, pero no imposible. Así lo ven ellos, aunque consideran que a partir de los 40 años a las empresas les “interesa” menos contratar. Por eso, les cuesta más encontrar trabajos cualificados. “Los gobiernos no se dan cuenta, pero cada vez hay más personas con estudios que viven en las calles o en situaciones precarias”, atiza.

Con ellos dos está el fundador de Homeless Entrepreneur, Andrew Funk, un joven rubio que rebosa de energía. Habla con unos, luego con otros. “Queremos conseguir que alguna empresa de telefonía móvil proporcione smartphones a personas sin hogar”, explica. Y, al parecer, una gran compañía se ha interesado en su proyecto, aunque prefieren que no se desvelen los detalles hasta que esté cerrado el “trato”. De hecho, esta acción se enmarca en una de las misiones de la organización: motivar a gente vulnerable para que salga adelante y logre vivir de su pasión. Y en eso está Leandro. Con ganas, y sonrisa. Que eso, en teoría, nunca falla. 

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