Los casos de abusos destapados años después en los Jesuitas de Sarrià, juntamente al inicio del juicio del caso de los Maristas, ha puesto en el punto de mira los centros educativos de carácter católico en la capital catalana.

JESUITAS DE SARRIÀ

La mayor escuela de Barcelona fue noticia a incios del mes de marzo por encontrarse envuelta en polémica tras la denuncia que se interpuso a dos de sus exdocentes por abusos sexuales a menores.

Los hechos efectuados por uno de los curas, el padre Lluís To, ya salieron a la luz en 1992, tras una denuncia interpuesta por los padres de una alumna de ocho años que había sufrido abusos por parte del párroco. Tras pasar dos años en prisión, los jesuitas enviaron a To a Bolívia, donde no mantuvo contacto con menores.

Lluís To no ha sido el único 'padre' salpicado por abusos en el centro educativo de Sarrià. Jordi de la Mata, exalumno de la escuela, presentó una denuncia a los Mossos d'Esquadra el pasado 1 de marzo contra un segundo cura de la congregación que presuntamente había abusado de él y de su hermano, así como de otros alumnos. En este caso, se trataba de Pere Sala, un ex docente que, a diferencia de Lluís Tó, continua vivo y habita en la residencia del Sant Ignasi.

TERCER PROFESOR

Días después de la denuncia interpuesta por Jordi de la Mata, otras tres exalumnas denunciaron públicamente el encubrimiento de los jesuitas al padre To. Las alumnas explicaron que el sacerdote se ganaba la confianza de las familias para no generar sospechas y, tiempo después, abusaba del alumnado en su propio despacho.

La corriente de denuncias públicas que ya se había iniciado animó a otro alumno del colegio Sant Ignasi de Sarrià a denunciar ante los Mossos los abusos de un tercer cura, en este caso Antoni Roigé. En la actualidad se desconoce el lugar de residencia de este profesor, de 93 años, que también habría realizado tocamientos al alumnado.

CASO MARISTAS

La situación suscitada por los destapados abusos de la congregación de los jesuitas puso en tela de juicio la reputación de la escuela católica. Esta convulsión se ha incrementado tras iniciarse este lunes el juicio contra Joaquim Benítez, un exprofesor de educación física del colegio de los Maristas en Sants-Les Corts, acusado de abusos sexuales a algunos de sus alumnos.

En este caso pendiente de resolución, la Fiscalía pedirá 22 años de prisión para el agresor, mientras que la Generalitat, que ejerce de acusación popular, ha demandado 35 años de cárcel.

LA IGLESIA, EN ENTREDICHO

Estos casos, sucedidos en la ciudad de Barcelona, se suman a otros destapados de manera reciente en Cataluña, como los de la Abadía de Montserrat, situaciones que han llevado a los obispos a pedir perdón públicamente.

Queda por ver si a raíz de estos casos la iglesia católica y sus instituciones más afines, como estos centros escolares de carácter religioso, realizan un mayor esfuerzo de transparencia y colaboración para dejar de lado los encubrimientos en favor de los afectados que, desde hace años, han callado los abusos que sufrieron siendo niños.

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