El precio de la vivienda se ha disparado en Barcelona, y los vecinos están hartos de gastar casi más de la mitad de sueldo en el alquiler. Es por eso que este sábado unas 5.000 personas –según cifra la Guardia Urbana– han salido a la calle para poner de relieve su malestar.

Bajo el lema "Punxem la bombolla" (Pinchemos la burbuja) y respaldada por más de 40 entidades barcelonesas, ha partido desde Jardinets de Gràcia hasta la plaza Catalunya por la calle Pau Claris. Entre los cánticos destacan algunos como “El único terrorista es Idealista”, “Ni un paso atrás contra Blackstone”,"No son suicidios son asesinatos” o “Qué pasa, qué pasa, que no tenemos casa”.

LOS DESAHUCIOS NO DISMINUYEN CON COLAU

Los convocantes han alertado de que en España hubo en 2018 una media de 165 desahucios diarios, uno cada cinco minutos, y han apuntado que Cataluña es la comunidad que los lidera. Esta iniciativa –que ha contado movilizaciones similares en otras 35 ciudades de Europa– defiende la necesidad de actuar contra las leyes que "permiten" los desahucios y la especulación con la vivienda, tal como denunció hace unos días la PAH.

También han exigido se aumente el parque público de la ciudad y que se expulsen los fondos buitres que a su parecer disfrutan de los privilegios fiscales y que el Gobierno "deja que especulen masivamente". También han pedido terminar con la gestión de las inmobiliarias y que los contratos de alquiler sean gestionados por oficinas de vivienda y el Ayuntamiento.

Por otro lado, han reclamado medidas políticas fiscales para adecuar los alquileres a las rentas y para que los contratos de alquiler no se puedan terminar de forma injustificada ni unilateral: "Se tienen que renovar automáticamente a no ser que el propietario demuestre que necesita la vivienda para uso personal o de un familiar".

LA ALCALDESA, COMO SI NADA

Este mismo sábado por la alcaldesa ha lamentado en un acto de Unidas Podemos que a Sánchez le hayan "temblado las piernas en el último momento" para regular estos alquileres en Barcelona. Así, se ha eximido de culpas y se ha mostrado defraudada porque el presidente no “ha cumplido con su promesa”. Por la tarde, ha retuiteado una imagen de la concentración, desentendiéndose, como si la queja vecinal no fuera con ella... ni contra ella.