Fin al silencio. Las campanas centenarias de la Universidad de Barcelona (UB) han resucitado. Desde este martes vuelven a dar las horas tras varios años sin repicar. En 1995, el reloj se estropeó y se pudo hacer frente al coste de la reparación. Las dos campanas de origen laico –encargadas por una Real Orden– se instalaron en 1881 en el edificio histórico de plaza Universitat.
En 2009 se restauraron pero no ha sido hasta ahora cuando se ha activado un mecanismo de sonido a una potencia de 65 decibelios que avisa de las horas y los cuartos de lunes a domingo de las 8 de la mañana a las 22 horas. El rector de la UB, Joan Elias, ha señalado que su sonido "nos remonta a los orígenes, marcando el ritmo de la universidad y de la ciudad". La campana que marca las horas tiene un diámetro de 110 centímetros y pesa 750 kg, mientras que la de los cuartos es de 97 centímetros de diámetro y pesa 500 kg.
"LO LLENARÁ TODO DE LUZ"
Las dos llevan marcados los escudos de la Universidad de Barcelona y el lema "Perfundet omnia luce" (Lo llenará todo de luz). Además, están rematadas por una gran corona real y con inscripciones en latín que nos informan de que las campanas se construyeron en la función de Miquel Forcada de Vic en 1880, durante el reinado de Alfonso XII.
El 22 de octubre de 1863 se colocó la primera piedra del edificio histórico de la UB, para los estudios de Ciencias, Filosofía y Letras, Farmacia y Derecho. Fue, de hecho, la primera construcción que se levantó fueras de las antiguas murallas de la ciudad y determinó el desarrollo urbanístico de la ciudad.
LA UB, UN EDIFICIO CON ALTO VALOR PATRIMONIAL
El edificio histórico de la UB ocupa más de 660.000 metros cuadrados de alto valor patrimonial que albergan un vestíbulo principal, escalinata de Honor, galería de retratos de los rectores, patios y claustros, galería del Paraninfo y Biblioteca, y para cuyo mantenimiento la UB destina 30 millones de euros anuales, según ha explicado Elias.
La biblioteca de la UB es la segunda de España más importante por su fondo de libro histórico, constituido a partir de las 25 bibliotecas de los 25 conventos desamortizados en 1838 con Mendizábal y porque cuenta con una parte de los fondos de la antigua Universidad de Cervera.