“Mamá, no puedo dormir”. Es la frase de un niño pequeño un sábado en el centro de Barcelona. Es la frase que se repite en la mayoría de los hogares de Ciutat Vella cada fin de semana –sobre todo en verano– donde el desmadre prolifera con impunidad. Los vecinos del Gòtic han plasmado en un vídeo que dura pocos segundos el jaleo al que se ven expuestos a altas horas de la madrugada.
Peleas, cánticos e incivismo han formado un cóctel motolov que ha acabado con la paciencia de los residentes de toda la vida. Tal como se puede apreciar en las imágenes, varias personas discuten y forcejean en la calle Ample a las 2.45 horas mientras otros cruzan con indiferencia ni intención de buscar un paso de cebra, sin prestar atención al taxi que circula. De fondo, una banda sonora con alta graduación: unos amigos –ebrios– cantan a grito pelado una canción en español. "Cuando no hay proyecto cultural ni turístico es lo que sucede", denuncian desde la plataforma Fem Gòtic.
La situación es paradigmática, pues ejemplifica el pan de cada fin de semana en el centro. Además del incivismo detallado, los vecinos del Gòtic se están acostumbrando a presenciar peleas entre narcotraficantes. De hecho, incluso ya han aparecido jeringuillas esparcidas en los parques. Sus reivindicaciones se palpan en las redes sociales donde denunciaron, por ejemplo, la instalación de un baño público que utilizan los yonquis que habitan en el barrio.
No solo eso. La prostitución y los condones usados tirados por ahí han saturado los portales –y las alcantarillas– de la calle d’En Quintana. Otro foco problemático es la calle Escudellers, donde conviven turistas con maleantes y captadores ilegales. El barrio del Gòtic se ha visto afectado también por la especulación inmobiliaria, la turistificación, los robos y el "monocultivo" de comercios como las tiendas de cannabis que, según ellos, fomentan el desfase de los visitantes.