La síndica de greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, ha denunciado este viernes el abandono de la escultura Escullera, obra de Jaume Plensa. La denuncia de la defensora de los barceloneses coincide con la de Metrópoli Abierta que, el pasado 17 de junio, relató el pésimo estado del conjunto artístico, instalado desde hace 30 años en la confluencia de la Via Júlia con la plaza de Àngel Pestaña, en el distrito de Nou Barris.
Escullera la forman tres piezas de hierro fundido, que representan formas antropomórficas, con grandes agujeros que grupos de incívicos utilizan como contenedores de basura. Como evidenció este medio, la escultura está llena de botellas, latas, papeles y bolsas. Incluso en el interior de una de los fragmentos están los restos de un carro, mientras que en otro de ellos se puede ver una alfombra. La situación no es nueva. Este cronista ya denunció el deterioro el 29 de septiembre de 2008 en un artículo en El Periódico de Catalunya.
MAL UBICADAS Y CON SUCIEDAD
“Están mal ubicadas, con suciedad acumulada en su interior y sin ninguna identificación”, dice Vilà, que pide “la dignificación de las esculturas" y plantea ubicarlas en el emplazamiento original, la plaza de Francesc Lauyret, el espacio que ocuparon entre 1988 y 1999. Ese año, la escultura de Plensa fue trasladada al otro lado de la Via Júlia coincidiendo con la urbanización de la calle de Conflent y el inicio de la construcción del aparcamiento de la plaza de Francesc Layret.
La obra de Plensa se puede ver ahora en la plaza de Àngel Pestaña, junto a la Via Júlia, y el inicio de la calle de Conflent. Ni un solo cartel ni placa -al menos este periodista no la ha visto- anuncia que allí se pueden ver tres piezas de uno de los artistas barceloneses actuales más importantes. Las tres esculturas que forman Escullera están puestas sin ningún tipo de correlación, en tres niveles distintos, que impiden que el trabajo pueda ser contemplado y comprendido en toda su magnitud. Uno de los fragmentos está en la acera, al lado de una quiosco de flores, y los otros dos, en medio de dos parterres, en los que habitualmente orinan los perros. Ninguno dispone de una peana ni está mínimamente protegido para evitar actos incívicos.
TRES METROS Y TRES TONELADAS
La web NouBarris.net recuerda que la idea de Plensa era situar las tres piezas de hierro sobre una base de agua con grandes rocas amontonadas como si fuera el rompeolas del puerto. Sin embargo, las intenciones del artista quedaron en eso. La base sobre la que se instaló la obra no incluyó finalmente la base de agua, "de manera que la pieza perdió el elemento que la relacionaba con su nombre, Escullera", se subraya en un artículo en la citada web. Las tres esculturas representaban inicialmente una familia, pero ahora, tal como están colocadas, están separadas sin ninguna conexión entre ellas. La más grande mide tres metros y pesa tres toneladas, y representa una figura masculina.