Los secretos de La Pedrera, una joya de Gaudí
El que es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, guarda tras de sí muchas curiosidades
29 junio, 2019 17:58Noticias relacionadas
Se la conoce como La Pedrera, pero originalmente fue bautizada con el nombre de Casa Milà, en honor a la familia que mandó su construcción. Está ubicada en la calle de Provença 261, esquina con el paseo de Gràcia y es uno de los principales atractivos turísticos con los que cuenta la ciudad de Barcelona.
La Pedrera forma parte del recorrido modernista liderado por Antoni Gaudí en la capital catalana. Las obras se iniciaron en el año 1906, pero no fue hasta 1910 cuando pudieron darlas por concluidas. En el año 1984 fue declarada Patrimonio de la Humanidad, junto con obras como el Park Güell o el Palau Güell.
CURIOSIDADES DE LA PEDRERA
- Casa Milà recibe el nombre de La Pedrera por el gran parecido que tiene con una cantera de roca. Cuya traducción al catalán significa Pedrera.
- Uno de los motivos de que la construcción se retrasara durante 4 años es que uno de los pilares sobrepasaba la alineación con el resto de los edificios, lo que provocó que el Ayuntamiento tuviera que paralizar las obras de manera momentánea.
- Algo similar ocurrió con el desván y la terraza. Según los organismos públicos, el edificio sobrepasaba los metros cúbicos inicialmente previstos. Sin embargo, a posteriori, y dado la envergadura del proyecto, el ayuntamiento terminó por inhabilitar esta normativa de manera temporal hasta finalizar su construcción.
- La Pedrera fue la primera vivienda que contaba con una serie de comodidades impropias de esa época. El agua caliente, la instalación de gas, la presencia de un garaje o los ascensores son solo algunos ejemplos.
- Casa Milà se construyó con el objetivo de demostrar a la ciudad el poder adquisitivo del que gozaba la familia Milà. La ubicación también se escogió de acuerdo a los mismos motivos.
- Pese a que terminó su construcción en el año 1910, no se abrió al público por primera vez hasta el año 1987.
- Durante el proceso de rehabilitación se descubrió que Gaudí también pensó en la seguridad de sus inquilinos, construyendo un búnker subterráneo para resguardarse de los bombardeos de cualquier posible conflicto bélico. Un espacio que no aparecía en los planos con los que se contaba hasta entonces.