El taxi ha sido noticia en los últimos meses por sus múltiples reivindicaciones en la capital catalana. Las constantes movilizaciones que han llevado, por ejemplo, a expulsar servicios de VTC como el de Uber de la ciudad, debido a la nueva ley de regulación a la que han sido sometidos, se han traducido en victorias para el colectivo.
De lo que no se han acordado tanto durante este tiempo es del actual incumplimiento de la normativa europea que establece en un 5% el porcentaje de taxis adaptados en la ciudad, y que además debería estar garantizado por el consistorio municipal.
91 TAXIS
Actualmente, Barcelona solo dispone de 91 taxis adaptados para cubrir el servicio de más de 130.000 discapacitados. Por contra, la normativa vigente indica que en la capital catalana debería haber en servicio un mínimo de 525 vehículos adaptados, lo que representaría un 5% del total.
Como es evidente, la teoría y la práctica se encuentran actualmente en las antípodas, lo que dificulta aún más la movilidad por la Ciudad Condal a las personas que sufren cualquier tipo de discapacidad motriz.
La emisora Taxi Amic, por su parte, es la que cuenta con más turismos adaptados, ya que la empresa está especializada en este tipo de transporte y cuenta con vehículos espaciosos correspondientes a los modelos Citröen C8, VW Caravelle, Mercedes Vito y Fiat Scudo.
METRO Y AUTOBÚS
Además del taxi, las dificultades de accesibilidad en el transporte de Barcelona afectan al servicio de metro y de autobús.
La red de metro de la capital catalana dispone, actualmente, de 15 estaciones no adaptadas, algunas de especial relevancia por su volumen de pasajeros y las conexiones que facilitan con otros transportes. En la L1, las estaciones de de plaza de Sants, Espanya, Urquinaona y Clot no disponen de la adaptación necesaria para pasajeros con movilidad reducida. En la L3, las paradas afectadas son Espanya y Vallcarca. En cuanto a la L4, Maragall, Verdaguer, Urquinaona, Ciutadella-Vila Olímpica y Jaume I se ven afectadas por esta situación. Por lo que respecta a la L5, las paradas de Virrei Amat, Maragall, Verdaguer y Plaça de Sants continúan pendientes de adaptación.
Pese a que la red de bus, según TMB, es "100% accesible", los problemas en las plataformas de acceso de algunos vehículos representan un impedimento para las personas con movilidad reducida.
DENUNCIA AL AYUNTAMIENTO
La Fundación Disgrup, una asociación de ayuda a las personas que sufren una discapacidad intelectual, motriz, visual o auditiva creada en 2010 por Guillermo Egido, denunció al Ayuntamiento, que dispone de las competencias sobre el transporte público, por "presunta discriminación, vulneración de derechos o trato desigual a personas con discapacidad y/o sus familias por la falta de accesibilidad de los servicios de transporte público y su entorno de la ciudad de Barcelona".
Además, en la denuncia se explica que la falta de accesibilidad impide a las personas con discapacidad que "puedan gozar plenamente de todos los derechos humanos".
COMISIÓN EUROPEA
Tras vencerse el plazo establecido de 90 días para contestar a la denuncia sin obtener respuesta por parte del consistorio, Disgrup dio un paso más allá. Egido, fundador y presidente de la asociación, puso en conocimiento de la Comisión Europea el pasado 5 de junio el incumplimiento de la ley por parte del Ayuntamiento.
En su escrito, ha solicitado que "la Comisión Europa ponga fin a esta injusticia ya que en Barcelona hay más de 132 mil personas que padecen una discapacidad y el Ayuntamiento de Barcelona está omitiendo esta situación".
La denuncia al consistorio, además, se ha puesto en conocimiento de la Síndica, el European Disability Fórum y el Departament de Treball i Afers Socials de la Generalitat por parte de Disgrup. Si con todo esto no se obtiene resultados, el presidente de la asociación está dispuesto a llegar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
CASO REAL
El propio Egido, que tiene una discapacidad del 88%, ha sufrido los problemas de accesibilidad en primera persona. Buen ejemplo de ello fue la doble problemática con taxi y autobús por la que tuvo que pasar una noche.
Tras ir de fiesta una noche, el presidente de Disgrup "quería volver a las 2 de la mañana y no había taxis", por lo que le propusieron acercarse a la parada de autobús de València-Villarroel. Una vez allí, al llegar el NitBus, "no podía subir porque la rampa estaba estropeada", asegura.
Si bien es cierto que en algunas paradas de metro se están llevando a cabo obras de reforma para convertirlas en accesibles, aún queda mucho trabajo por hacer en el suburbano. Pero, el caso más alarmante, sigue siendo el del taxi, que está extremadamente lejos de cumplir con el mínimo legal.