La inauguración del nuevo parque de La Sagrera se ha llevado grandes críticas de los más sinceros de la casa: los niños. El pulpo ubicado en el parque de la Pegaso era, de hecho, el primero que se había diseñado a través de un proceso participativo de escuelas del entorno. Pero el resultado no ha sido el esperado. La estructura de hierro candente se recalienta tanto debido a las altas temperaturas que es imposible poner las manos encima. Para más inri, los toboganes, con forma de tentáculos, no resbalan lo suficiente como para deslizarse. Es por eso que los niños no han tardado en lanzar sus opiniones.

La mayoría de ellos no está conforme. “No resbalaba, y entonces me hacía daño en las piernas”, dice una niña en declaraciones a Betevé después de probar la instalación. Otro de ellos asegura que “no le va bien” porque quema. Los padres, por su parte, valoran que una opción sería cubrir con más árboles la zona de juegos para que haya más sombra. No solo eso, sino que además hay algunos que no identifican la forma de la estructura con un pulpo y la confunden con otros animales como las ranas.

MÁS PARQUES INFANTILES 

Esta área de juegos infantiles se enmarca en el Plan del Juego en el Espacio Público, que quiere hacer de Barcelona "una ciudad plenamente jugable”. Es el primero de los cuatro espacios de juego singulares que abrirán en la ciudad este año: el resto se ubicarán en Jardins de la Indústria, el Parc Central de Nou Barris y la avenida Meridiana.

Sin embargo, no es la primera vez que el Ayuntamiento de Barcelona y su alcaldesa Ada Colau se meten en una polémica por sus parques infantiles. Otro de los espacios incluidos en este proyecto es el de la plaza del Sol de Gràcia. Ha resultado ser un fiasco y un despropósito: los niños no entienden cómo deben interactuar con los “quesitos” y al final se utiliza para el botellón de los jóvenes que optan por sentarse alrededor de la estructura de plástico porque la plataforma es blanda y más cómoda que el suelo asfaltado.

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