“Mira, desde este hueco se ven las chabolas. Un día me asomé para curiosear y una de las personas que viven aquí se cabreó y me preguntó qué quería”. Así es como M. G., un vecino del barrio de Sant Antoni, habla en una conversación con Metrópoli Abierta del asentamiento de media docena de chabolas que hay en un solar situado en la esquina de la avenida del Paral·lel con la calle del Comte Borrell de Barcelona. Está rodeado por una valla de unos dos metros de altura y ha sido durante los últimos meses la residencia de unas diez personas procedentes de Rumanía.
Como ha revelado El Periódico de Catalunya, la existencia de este asentamiento ha salido a la luz después de que la noche del sábado se produjera una reyerta en su interior que terminó con un doble apuñalamiento. Según el mismo diario, los vecinos llamaron al 112 cuando escucharon gritos. Después, agentes de la Guardia Urbana arrestaron a uno de los presuntamente implicados y una ambulancia del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) trasladó al otro al Hospital Clínic, que estaba herido de más gravedad.
Aunque esta pelea incremente a cinco las personas que han sido heridas con arma blanca en cinco días en la capital catalana (la noche del lunes hubo dos apuñalamientos en Pla de Palau y Ciutat Vella y la madrugada del miércoles otro en el distrito de Sant Martí), este incidente no ha hecho saltar las alarmas en Sant Antoni, ya que los cinco vecinos y trabajadores del barrio con los que ha hablado este diario no tenían constancia de ello. “Escuché algo de un apuñalamiento hace poco, pero con toda la mierda que está ocurriendo en Barcelona ya no te enteras de dónde es”, dice Antón Jané, que trabaja en un bar cercano.
El exterior del solar rodeado por una valla / METRÓPOLI ABIERTA
CONSTANCIA DEL ASENTAMIENTO
A pesar de desconocer el altercado, todos los entrevistados sí que sabían de la existencia del asentamiento y dos de ellos aseguran que se levantó hace aproximadamente un año y medio. Por su parte, la vecina L.C.G. hasta indica que el pasado invierno hubo otra reyerta en el interior de la parcela que se saldó con “el arresto de los dos hombres presuntamente implicados”. En esa ocasión, también vino una ambulancia porque “uno de ellos resultó herido” y salieron del lugar unas nueve personas "quejándose porque les echaban". “Al cabo de unos días volvieron y las chabolas nunca desaparecieron", recuerda L.C.G., que seguidamente añade que ese incidente "deja claro que la policía sabía como mínimo desde invierno que los moradores vivían allí".
L.C.G., M.G. y otro vecino, J.L.P., coinciden en que los moradores entraban chatarra en el solar e intuyen que “vivían de ello”. Uno de los vecinos que vive en el bloque de pisos de la calle del Comte Borrell pegado al solar, apunta que sabe poco de la rutina de sus ‘inquilinos’, pero que no ha pasado día sin escuchar “broncas entre ellos y ellas”. Por su parte, L.C.G. asegura que aunque “no buscaban problemas” y “no hacían ruido por la noche”, su presencia ha provocado molestias porque “huele mucho a orina”. Y eso ha avivado las quejas entre “muchos” vecinos, algunos de los cuales llegaron a notificarlo al Ayuntamiento.
Metrópoli Abierta ha presenciado este mediodía como las chabolas seguían en pie cuando dos agentes vestidos de paisano han entrado en la parcela. Los policías han respondido a este medio que no pueden hacer ninguna declaración, pero ver como cuatro supuestos moradores salen de la parcela con varias mochilas para guardarlas en el interior de un coche, deja a entrever que están abandonando el espacio. Uno de ellos cuenta que se marcha “de vacaciones, que no sabe nada de lo que ocurre en el lugar y que mejor que no preguntes allí dentro porque no están nada contentos”. Las otras tres personas no han querido hacer declaraciones a Metrópoli Abierta.
El espacio donde han vivido estas 10 personas ha estado abandonado desde que el antiguo teatro Talia fue derribado en 1988. Fuentes municipales detallan a este rotativo que se trata de un solar privado que, según se acordó en la sesión plenaria del 29 de marzo del 2019 con la aprobación de “las fuerzas de izquierda”, será “comprado o expropiado para levantar viviendas públicas o equipamiento municipal”. Eso quiere decir que el siguiente escenario será supuestamente que la parcela deje de estar abandonada y, por tanto, no avive más conflictos en el barrio.