Ada Colau destinó 53.606 euros a publicitar la “primavera republicana” el pasado mes a justamente un mes antes de comenzar la campaña electoral de las municipales, y justo mientras se iniciaba la campaña de las elecciones generales del 28-A. Esta primavera, made in Barcelona en Comú, es un festival propagandístico publicitado como evento social (es frecuente la alusión al antirracismo, derechos sociales, ecologismo y feminismo) que consta de un ciclo de conciertos, obras de teatro, sesiones de cine, debates y eventos deportivos que ensalzan “los valores del republicanismo”. En otras palabras: no deja de ser un festival hecho a medida para los ideólogos de BComú, con el que transmiten la imagen que le interesa a la nueva cúpula del poder local.

Este año se celebró del 6 al 14 de abril, fecha que coincide con la proclamación de la Segunda República (14 de abril de 1931). “La fecha nos recuerda que el republicanismo ha sido una tradición que se ha mantenido muy viva también en la ciudad de Barcelona”, dice la publicidad del consistorio barcelonés. Y subraya: “Hoy es fundamental actualizar la tradición republicana y vincularla a los retos y a los movimientos de cambio del siglo XXI: el feminismo, los movimientos LGTBI, los movimientos en defensa de los derechos sociales o los derechos digitales, los antirracistas o los ecologistas”.

En total, el Ayuntamiento programó 24 actividades durante esos días. Una de ellas, curiosamente, fue la organización de un partido del Club Esportiu Júpiter con el Clapton Community, un equipo inglés cuya camiseta luce los colores de la bandera republicana.

Saludo inicial entre los jugadores del Júpiter y el Clapton Community / AJ BCN



CURIOSOS CONTRASTES

El interés mostrado en la publicidad institucional de la Primavera Republicana contrasta con otras partidas mucho menos onerosas pero que inciden en mayor medida en la vida de los ciudadanos. En la promoción del deporte, por ejemplo, Colau se gastó solo 2.996 euros en el primer semestre del año. No hay que olvidar que a finales del año pasado, mientras destinaba cientos de miles de euros a ONG’s amigas, el Ayuntamiento se cargaba de un plumazo las becas de deportes a miles de adolescentes (cada beca le suponía al consistorio entre 100 y 200 euros).

Ni siquiera la seguridad viaria para motoristas es tan importante, para el Ayuntamiento, como la Primavera Republicana: en las campañas institucionales sobre seguridad en vehículos de dos ruedas, Colau se gastó sólo 19.578 euros en el primer semestre del año. Y en publicidad de viajes para mayores, destinó 14.532 euros, una minucia. Para publicitar las vacaciones de verano para niños, la campaña institucional fue de sólo 10.009 euros.

UNA PARTIDA DE RISA

Peor le fue a la publicidad de la subvenciones para el impulso económico del territorio: el Ayuntamiento sólo destinó a esta partida 340 euros. Una partida de risa (en el 2018, esta partida ascendió, en todo el ejercicio, a 97.070 euros). En otras partidas de impulso económico más generales, en cambio, la cantidad dotada para publicidad institucional ascendió a más de 94.000 euros. Pero no es nuevo que el mundo empresarial (tradicional) y la ideología de Colau son dos mundos opuestos. Otra prueba de ello es que la promoción de Barcelona Activa, lo que debería ser el gran motor de empleo y empresa del consistorio, sólo se llevó una partida de 15.303 euros, todos ellos en prensa diaria. Y la publicidad sobre Mercabarna se limitó a 3.311 euros de campaña institucional: una página en una revista.

Ni siquiera el tema de la vivienda merece especial atención por parte del equipo de gobierno del Ayuntamiento, a pesar de ser uno de los estandartes que enarboló Colau para su asalto a la alcaldía: las campañas municipales sobre vivienda entre enero y junio de este año ascendieron sólo a 12.001 euros. Y la publicidad de las placas solares fotovoltaicas, un sector con evidente aroma a ecologismo, merecieron sólo otros exiguos 5.177 euros. El tema animal, un ámbito de los que preocupa al consistorio, también resultó poco agraciado: la campaña sobre abandono animal se llevó 19.465 euros, todos ellos destinados a anuncios en Internet. Incluso la campaña sobre Barcelona Distrito Cultural mereció unos limitados 13.378 euros.

GANA LA CUESTIÓN IDEOLÓGICA

En seguridad, la dejadez del consistorio es también patente: la campaña institucional de oferta pública de la Guardia Urbana mereció sólo 13.319 euros del erario público municipal, menos de la cuarta parte de lo que se gastó en la publicidad institucional de la Primavera Republicana.

Imagen promocional de la Primavera Republicana / AJ BCN



Este año, pues, ganó de calle el planteamiento ideológico de las campañas institucionales. De enero a junio, Colau gastó en publicidad institucional más de 4,6 millones de euros (a los que hay que añadir el coste de la creatividad de las campañas, la producción, distribución y seguimiento, así como determinadas “acciones especiales”). Esos costes no están cuantificados todavía en las campañas realizadas durante 2019.

En el 2018, el coste de las campañas del primer semestre fue de 5,6 millones, incluidos los gastos anteriormente citados. En todo el año, las campañas institucionales de publicidad ascendieron a 9,6 millones de euros, a los que hay que añadir 3,5 millones en creatividad y casi un millón en otros gastos, por lo que la partida de publicidad institucional fue, en realidad, de casi 14,2 millones de euros.

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