La crisis del amianto ha llegado también al Ayuntamiento de Barcelona. Al menos siete edificios de titularidad municipal contienen el citado material tóxico, según figura en el contrato de adjudicación de las obras de retirada. Los trabajos, que se prevé que duren unos seis meses, costarán 171.101,84 euros, IVA incluido, unos 24.000 euros menos del precio de licitación.
Los inmuebles propiedad del consistorio que contienen amianto son los edificios Nou y Novíssim, ambos en la plaza de Sant Miquel 3-5; el departamento internacional y el Centro de Reproducción de Documentos (calle de Avinyó, 15), el Archivo Municipal Contemporáneo (Bisbe Caçador, 4), otro edificio que funciona como archivo intermedio (Ciutat de Granada, 104), el Palau Foronda (Ronda de Sant Pau, 43-45) y el Palauet Albéniz (avenida del Estadi 65-69).
SACAR TUBERÍAS Y BAJANTES
Las reformas que se llevarán a cabo consistirán en el derribo de tabiques, muros, falsos techos, cajones de obra y otros espacios, y la retirada de los materiales con amianto y su sustitución por otros de características y funciones similares sin componentes prohibidos. El contrato prevé que una parte importante de los trabajos sean para sacar bajantes y conductos con fibrocemento y cambiarlos por otros de PVC o acero.
La empresa adjudicataria es Construcciones y Servicios Faus. Está previsto que los trabajos se lleven a cabo entre el último trimestre de 2019 y los primeros tres meses de 2020. La retirada del material se hará siempre en horarios nocturnos y durante los fines de semana y festivos. La citada compañía se encargará de elaborar el pertinente plan de seguridad y salud.
El edificio que más llama la atención por la presencia de amianto es el Palauet Albéniz. En este palacio, construido en 1929 para albergar al Rey Alfonso XIII y a su familia durante la Exposición Universal, se ha encontrado fibrocemento en distintas iluminaciones. También se llevarán a cabo mejoras en el Archivo Municipal Contemporáneo, donde se tendrá que sacar un conducto de ventilación y una cubierta. El edificio del barrio Gòtic data de mediados del siglo XIX.
AMIANTO EN EL METRO
Hasta ahora, el principal problema con el amianto en Barcelona se concentra en las instalaciones del metro. Hasta este verano, la empresa Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) ha retirado 108 toneladas de fibrocemento y todavía quedan otras 293 por sacar. La crisis por la presencia de amianto en el metro ha abierto un conflicto entre los sindicatos y la dirección de la empresa. Por ahora, al menos un extrabajador ha muerto y otros tres padecen cáncer de pulmón. El pasado julio, TMB inspeccionó distintas estaciones de la L1 y L3 y determinó que no se había detectado la presencia de partículas de amianto en el aire del metro.
Otros edificios singulares de la ciudad están siendo desamiantados, entre ellos el antiguo cine Urgel, en el que se tiene que construir un supermercado Bon Preu y un interior de manzana ajardinado. También hay que sacar el amianto del mercado de la Abaceria de Gràcia, cuya cubierta se construyó con uralita. Si se cumple el calendario previsto, las obras de la retirada se iniciarán a mediados de noviembre. El coste ascenderá a unos 655.000 euros.
CENSO MUNICIPAL
El Ayuntamiento de Barcelona trabaja en un censo sobre la presencia de amianto en la ciudad para iniciar, posteriormente, un plan de retirada en colaboración con la Generalitat de Catalunya. Fuentes municipales informan que se están contrastando los datos que constaban en las bases de datos del Ayuntamiento con fuentes más recientes, como fotografías aéreas y Google Maps. Cuando se disponga de esta información, añaden las fuentes, se cuantificará la superficie de cubierta con fibrocemento. La clasificación y la prioridad de retirada se hará por medida y ubicación. El consistorio también tiene constancia de amianto en otros elementos como bajantes o depósitos.
El amianto se prohibió en España en diciembre de 2001, aunque son millones las construcciones en las que se utilizó este material en todo el Estado español, principalmente entre los años 60 y 80. El material es muy peligroso si se rompe y las partículas se desprenden, y si son respiradas pueden provocar graves enfermedades respiratorias y distintos tipos de cáncer.