El incremento del precio de la vivienda y la precariedad del mercado laboral ha obligado a centenares de personas a abandonar su hogar en Barcelona. En mayo de 2018 se contabilizaron 956 personas durmiendo en la calle, rozando el millar de sintecho en la ciudad. El recuento fue elaborado por la Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar (XAPSLL) pero, por contra, la fundació Arrels aseguró haber atendido a 2.341 personas sin hogar durante el año pasado.
Según estas cifras, el incremento de personas con estas características muestra un aumento del 72% desde 2008, cuando se situaban en 1.429 personas sin hogar. Tras una primera edición del estudio ¿Quién vive en Barcelona? del Área de Derechos Sociales del consistorio, donde se analiza el perfil de estas personas que se ven abocadas a dormir al raso, la mayor parte de ellos son hombres, de origen europeo y de entre 41 y 50 años.
PROCEDENCIA
En cuanto a la procedencia de estas personas que viven en la calle, el 44,9% de ellas provienen de Europa, sobre todo de Rumanía, Polonia e Italia. Según datos proporcionados por El Periódico, estas cifras no cuentan con “ningún tipo de seguimiento previo por parte de los servicios sociales de Barcelona, sino que el primer contacto con ellos ha sido en la calle, cuando ya eran personas sintecho.
INCREMENTO DE LA GENTE JOVEN SIN HOGAR
Más del 60% de los atendidos tiene entre 31 y 50 años pero, por contra, es destacable en el estudio elaborado por Albert Sallés el creciente número de personas menores de 30 años que duermen en la calle. Los números con lo que trabaja el estudio apuntan que 292 jóvenes se encontraban ene esta situación de precariedad social el año pasado, mientras que en 2016 fueron 136.
La mayor parte de estas personas son hombres y el 40% provienen de Europa y el 36% del norte de África. En muchos casos los sintecho están vinculados al consumo de drogas, mientras que los magrebíes que viven al raso suelen ser menores no acompañados que han cumplido los 18 años y han dejado de estar tuteados por la Generalitat.