El Ayuntamiento de Barcelona se ha personado como acusación popular en el caso judicial que investiga una agresión de un grupo de jóvenes fascistas a otro chico durante las protestas por la sentencia del procés. El joven, que recibió una lluvia de patadas y golpes por parte de, al menos, cinco personas, acudió a la Oficina per la No Discriminació del consistorio a principios de noviembre.
Desde el consistorio de la capital catalana aseguran que se trata de una “práctica habitual” en posibles casos de discriminación por motivo ideológico. Los hechos tuvieron lugar el 17 de octubre por la tarde en la primera semana de manifestaciones y disturbios por la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas. Una vecina gravó el ataque y el vídeo se hizo viral en las redes sociales.
GOLPES CON PALOS
Ese día, la concentración en el centro de la ciudad coincidió con una manifestación de colectivos de la ultraderecha que bajaron desde Sarrià en busca de los manifestantes independentistas y grupos antifascistas para agredirles. En el cruce de la calle Balmes con Roselló, una decena de ultras atacó a un joven que intentó defenderse sin éxito y fue el blanco de puñetazos y patadas y de golpes con palos.
El consistorio de Ada Colau anunció el año pasado que no autorizaría las manifestaciones de grupos de extrema derecha. En junio de 2018, el consistorio de los comunes explicó que examinará "escrupulosamente" las solicitudes de actividades de vía pública de estos grupo y no las autorizará si hay riesgo de que se produzcan acciones violentas.