Castigo a la homofobia. El Juzgado Penal 2 de Granollers ha condenado a seis acusados de formar parte del 'Proyecto Pilla Pilla' a penas de entre nueve meses y cinco años y medio de prisión. Su líder, un hombres llamado Mykola, es el que ha recibido la pena más alta. 

A través de este autodenominado proyecto de extrema derecha, sus integrantes y su líder  persiguieron, humillaron y vejaron a homosexuales para grabarles en vídeo y después difundir las imágenes en las redes sociales, donde contaban con miles de seguidores. Excusaban sus acciones alegando que las víctimas eran pederastas.

12 DELITOS

El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha informado este martes de que les condenan por un total de 12 delitos contra la integridad moral, coacciones y revelación y descubrimiento de secretos y datos referentes a la orientación sexual. El magistrado también ha establecido una indemnización de 18.000 euros para dos de las víctimas, ha clausurado los perfiles en las redes sociales de uno de los imputados y ha impuesto cinco años y medio de prisión para Mykola.

Según la sentencia, consultada por Europa Press, en noviembre de 2013 Mykola, de nacionalidad ucraniana, fundó el 'Proyecto Pilla Pilla' junto a los otros cinco acusados. Operaban principalmente en Les Franqueses del Vallès y en Granollers y sus acciones emulaban al grupo ruso de ideología neonazi 'Okkupay Pedofilyay'. Estaba liderado por un hombre llamado Martin Máximo Martsinkevich y perseguía el mismo objetivo que objetivo que el 'Proyecto Pilla Pilla': perseguir y humillar a homosexuales bajo la apariencia de neutralizar a supuestos pederastas.

EL MODUS OPERANDI

El juzgado considera probado que el líder de este proyecto, que atentó contra la libertad sexual de tres hombres, se hizo pasar por menor y entabló conversaciones en redes sociales con ellos. Después quedaban supuestamente para mantener relaciones sexuales.

Aunque una vez en el lugar acordado, aparecía junto a los otros cinco miembros del grupo, y "valiéndose de su fuerza numérica, abordaban a la víctima escogida o 'cazada', la rodeaban para que no huyera" y la filmaban. Era entonces cuando le obligaban a contestar preguntas personales sobre su condición sexual o a proporcionar datos personales, como el número de DNI.

Posteriormente, el líder del grupo editaba las imágenes "a su antojo, con el ánimo de atentar contra la dignidad personal" de las víctimas. Después las difundía por Internet hasta que se hacían virales. Algo que causó un grave daño a su honor y dignidad.

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