El Ayuntamiento de Barcelona suspendió el lunes todas las obras públicas en la ciudad, excepto los trabajos en el dique del Port Fòrum y en la plaza de les Glòries. También ordenó la parada de las obras privadas que no pudiesen  "garantizar las medidas sanitarias "para frenar la epidemia del coronavirus. El gobierno de Ada Colau "recomendaba" suspender las obras de promotoras privadas que conllevasen el desplazamiento a pie. 

Pese a la prohibición, los sindicatos denunciaban este martes que algunos trabajos de constructoras privadas no se han paralizado. En, al menos, cuatro construcciones de la ciudad condal, la rutina no se ha detenido. En pequeños grupos, en algunos casos sin mascarillas y equipamiento necesario, fontaneros, electricistas y yesistas han seguido con su trabajo. En la gran mayoría de obras privadas, la actividad sí ha cesado y las empresas han mandado a sus empleados a casa.

"Nos han llegado quejas de trabajadores. Hemos trasladado que aquellos que trabajan no usen el transporte público. El propio trabajo hace difícil mantener las distancias", señalan fuentes de CCOO. El sindicato negociaba este martes con las empresas flexibilidad horaria para evitar que los empleados acudieran al trabajo. También proponen recuperar las horas no trabajadas una vez finalice la crisis.

POCA FUERZA SINDICAL

Desde CGT aseguran que las constructoras suelen contratar a otras empresas, más "impermeables" a los sindicatos, por lo que las organizaciones de trabajadores no tienen demasiada influencia. Sí la tenían hace más de 12 años, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. "Sindicalmente, la construcción es un desierto", ilustra el secretario de Acció Social de CGT, Iru Moner.

Una grúa trabaja esta mañana en Sant Gervasi / M.A



En las empresas que se ha trabajado, las faenas se han desarrollado a medo gas, con restricciones. Sí han trabajado los operarios de grúas y excavadoras. "Se ha reducido el trabajo, pero no al 100%", explica Moner.  El sindicato anarcosindicalista argumenta que los empleados que no estén en trabajos prioritarios deberían haber permanecido en casa con los permisos retribuidos correspondientes.

"Se ha decidido que es más importante la economía que la vida", reprocha el sindicalista. CCOO considera que la "dispersión" del sector es la causa de que no haya habido un cese total de las obras.

TRABAJO POR TURNOS

En algunas obras, se trabajaba por turnos: cuando terminaban los electricistas empezaban los fontaneros. En Sant Gervasi, los trabajos en la calle Laforja continuaban ignorando las restricciones. El trabajo en la construcción supone un gran esfuerzo físico y sudar, por lo que el contacto cercano entre un grupo de empleados representa un peligro para la propagación del Covid-19.

La suspensión de las obras públicas en Barcelona ha supuesto la paralización de 72 actuaciones en toda la ciudad. Las dos únicas excepciones se ubican en el Port Fòrum y en Glòries. En el primer caso, el gobierno municipal entiende que los trabajos para reparar los destrozos del temporal Glòria en enero son una emergencia para que resista la estructura del dique y el riesgo de las personas. En la plaza de les Glòries, el "bombeo freático" es vital para impedir la inundación de túneles en construcción.

REPERCUSIÓN ECONÓMICA

En el ámbito privado, los sindicatos muestran su preocupación por el futuro de los empleados. CGT se opone a los Expedientes de Regulación de Empleo Temporales (ERTE) que ya planean muchas constructoras. "Es la puerta a un ERE (Expediente de Regulación de Empleo), avisan. A diferencia del ERTE, que supone la suspensión temporal del contrato, un ERE conlleva el despido colectivo de un grupo de trabajadores.

"Todo el mundo ha de poner de su parte. Las empresas que durante años han tenido beneficios monstruosos deben compartirlos en este momento con la sociedad", reclaman fuentes de CGT. El sindicato pide que los empleados no paguen la factura de la caída de la actividad económica, que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha anunciado. 

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