La Guardia Urbana sancionará a todas aquellas personas que dejen muebles y trastos viejos en la calle. El Ayuntamiento de Barcelona quiere terminar con el incivismo de algunos, que complica aun más, el trabajo del personal de limpieza, según ha anunciado este lunes el teniente de alcalde, Albert Batlle.

"No puede haber bolsas de basuras, muebles y trastos fuera de los contenedores", ha zanjado Batlle, que ha recordado que el servicio de recogida diaria de muebles se ha suspendido debido al confinamiento. "Apelamos al civismo y al confinamiento. Aun hay demasiada gente en la calle", ha advertido el también regidor de Seguridad del consistorio barcelonés. 

SUSPENSIÓN DE OBRAS

La alcaldesa, Ada Colau, firmará en los próximos días un decreto que prohíbe todas las obras privadas de la ciudad no esenciales. Hasta ahora, algunas pocas obras aun seguían en funcionamiento. El Ayuntamiento suspendió las 72 obras públicas, con las excepciones de Port Fòrum y Glòries. Las privadas también las suspendía, salvo aquellas que podían garantizar las medidas de seguridad que recomiendan las autoridades sanitarias. Ahora, también estos trabajos deberán parar.

Batlle ha dicho que la ciudadanía "agradecerá" la suspensión de obras, que se llevará a cabo con el amparo del refuerzo del confinamiento con medidas más estrictas puesto en práctica desde este lunes por el Gobierno. Antes del estado de alarma había 13.000 licencias de obras vigentes. Las obras residuales que aun estaban operativas, señala Batlle, perjudicaban la salud y la convivencia de los vecinos.

ACCIDENTES: DE 100 A 1

El regidor de Seguridad ha querido destacar una cifra histórica en la ciudad en relación a los accidentes de tráfico. El domingo, en una ciudad que registra una media de 100 siniestros diarios, solo hubo un solo accidente en la ciudad. 

Los servicios de transporte público (metro, bus, Renfe Rodalies y Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya) siguen operativos, a medio gas. Su frecuencia se reducirá aun más en los próximos días, según ha explicado Batlle.  El objetivo: evitar que el servicio se interrumpa en un hipotético escenario con una cantidad importante del personal contagiado por coronavirus. Un futurible, no obstante, que Barcelona ve muy poco probable.

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