Centenares de sintecho duermen al raso en plena pandemia en Barcelona. Según Arrels Fundació, a lo largo del año, hay 1.200 ciudadanos en las calles de la ciudad. Ahora, tras el estado de alarma, el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha distintos espacios para que esta gente se recluya. Los datos municipales indican que más de 600 personas pernoctan en 714 plazas de siete equipamientos, es decir que, al menos, medio millar sigue deambulando por la ciudad sin confinarse. Según el consistorio, solo hay libres entre 60 y 60 camas de las 714.
Pero la cifra es, seguramente, incluso más elevada. Cada año Arrels organiza un recuento de los sin hogar en Barcelona. En junio del año pasado, la entidad encontró 1.195 personas en la vía pública. Pero los ciudadanos sin casa en la capital catalana son muchos más, unos 4.200 en total. Otros 2.171 están acogidos, a lo largo de todo el año, en pisos, equipamientos públicos o privados, y 836 malviven en asentamientos, entre ellos locales, viejas fábricas y solares. Muchos de estos asentamientos, durante el estado de alarma, siguen llenos, aunque los servicios sociales atienden de manera muy habitual a estos hombres, mujeres y niños, con comida y ayuda social.
EQUIPOS DE VOLUNTARIOS
La responsable del equipo jurídico de Arrels, Bea Fernández, no concreta ninguna cifra, pero sí asegura que son muchas las personas que siguen al raso. La entidad, explica, ha puesto en marcha equipos de voluntarios -que se suman a los ya existentes en Arrels- para atender a indigentes en tres puntos de la ciudad, "Sants, Sagrada Família y Eixample", y solo aquí ya calculan que puede haber unos 140 ciudadanos. Arrels, una de las entidades más importantes de la ciudad en ayuda a los sintecho, ofrece a estos vecinos comida y atención social.
La regidora de Ciutadans Marilen Barceló considera que los equipamientos abiertos son insuficientes y ve "urgente" ampliar la oferta. "En el inicio de la pandemia registramos medidas concretas para ayudar a las personas que sobreviven en las calles de nuestra ciudad. Planteamos aumentar plazas, poner más servicios de higiene, ampliar los horarios de los servicios de comidas o un equipamiento específico para personas con problemas con el consumo de sustancias". Algunas de estas propuestas fueron puestas en marcha, con posterioridad, por el gobierno de Ada Colau.
PROTEGER A LOS EDUCADORES DE CALLE
Antes de la pandemia, el partido naranja pidió también al Ayuntamiento que pusiera en marcha las 400 plazas de la operación frío. "Dormir en un entorno adecuado no es cuestión de temperatura. Si se nos hubiese hecho caso, la situación de inicio de la que hubiese partido el gobierno municipal antes del Covid-19 hubiese sido otra. Para ayudar a las personas que aún viven en las calles de nuestra ciudad es importante el trabajo de los educadores de calle, y es vital dotarles del material de protección necesario para que puedan seguir realizando su labor".
La presencia de estas personas en la calle durante la pandemia ha acabado en tragedia. Cuatro de ellas han sido asesinadas en plena noche en el Eixample, la última el pasado 27 de abril. Pocas horas después, los Mossos d'Esquadra arrestaron a un brasileño, de 35 años, que vivía en una caravana en Sant Cugat del Vallès, y ahora investigan su relación con esas cuatro muertes. En tres de ellas, los agentes tienen muy claro que es el presunto autor. Las personas murieron del mismo modo: golpeadas de manera brutal. Según Arrels, hasta un 60% de las personas que duermen en la calle ha sido víctima de una agresión física y/o verbal.
MAYOR INSEGURIDAD
Según la responsable jurídica del equipo de Arrels, con la pandemia, "la sensación de inseguridad" aumenta entre las personas que duermen en la calle. "Están acostumbradas a pasar desapercibidas, y ahora son los únicas que están todo el día en la intemperie. Ahora son mucho más visibles y están más expuestas a situaciones de riesgo", afirma. La edil de Ciutadans añade que es importante "que estas personas puedan hacer el confinamiento para la prevención del virus". Barceló considera "que vivir en la calle no es seguro nunca".
Arrels tiene contabilizados otros casos de violencia hacia las personas sin hogar durante estas semanas, desde situaciones en las que se les ha tirado piedras o agua, a abusos por parte de las fuerzas de seguridad. Arrels habla de 27 casos de vulneración de derechos y nueve multas a personas sin hogar, de las que tienen acreditadas cinco en papel. "Ya las hemos trasladado al Ayuntamiento para que las retire", cuenta el director de Arrels, Ferran Busquets.
MÁS MOVIMIENTOS
Según el recuento de Arrels del pasado junio, la mitad de los sintecho que duermen en la calle se concentran entre el Eixample y Ciutat Vella. Ahora, parte de este colectivo podría haberse movido hacia barrios más tranquilos, buscando pasar más desapercibidos o alejarse de la presión policial. Así ha pasado, por ejemplo, en la Vila Olímpica, donde estas últimas semanas han notado una mayor presencia de gente sin hogar.
"Pensamos que pueden ser personas que no han querido ir a los equipamientos abiertos por el Ayuntamiento. Igual antes estaban en otras zonas en las que ahora hay más presión o vigilancia y se han trasladado a otros puntos de la ciudad más espaciosos", apunta el presidente de la asociación de vecinos, Jordi Giró.
"Hemos detectado pequeños grupos distribuidos por el barrio: bajo los porches de la avenida de Icària, en la plaza de los Campions, en la calle de Salvador Espriu. Son personas con situaciones muy duras y complejas. Pediremos al Ayuntamiento que extreme la limpieza y el saneamiento de los lugares que ocupan para minimizar los riesgos de contagio", añade Giró.